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Desde el pasado 1 de enero comenzaron las alzas de precios de distintos productos y servicios en Colombia. Es natural que esto ocurra por estas épocas, y siempre se espera que los incrementos en los precios sean moderados, con el objetivo de que el poder adquisitivo de los colombianos, al menos, se mantenga, y que los hogares no tengan que sacrificar gastos dirigidos a mejorar la calidad de vida.
Recientemente en Manizales la Alcaldía, en acuerdo con los transportadores, se hizo un incremento de $100 en la tarifa del pasaje en buses, busetas y colectivos, así como $150 en el cable aéreo y en los taxis, el cual puede considerarse moderado. De todos modos, la gente empieza a ver con preocupación que hay numerosas alzas que superan el porcentaje de la inflación causada el año pasado, que se ubicó cerca del 5,3%, y que el reajuste del salario mínimo, para que llegara a $1 millón (un alza del 10,07%), ya perdió sus efectos.
El alza de $176 en el galón de gasolina y de $166 en el de ACPM-diésel será argumento, con seguridad, para que otros elementos básicos suban de precio, y no solo resulte ilusorio el alza en el mínimo de este año, sino que se empiecen a tener presiones inflacionarias que afecten de manera seria la economía. Es fundamental que haya mucha sensatez y que el gobierno también haga su trabajo de control a las especulaciones y demás abusos injustificados.
Además, hay que tener en cuenta que las alzas en los combustibles no ocurren solo una vez al año, sino que pueden venir nuevas alzas durante los próximos 12 meses, cuya sumatoria puede irse mucho más arriba de lo que se debería. Como el dólar se mantiene alto y con tendencia a seguir en alza, es seguro que los hidrocarburos estarán más caros, y con ello la escalada de incrementos podría extenderse más allá de lo previsto. La posibilidad es real: el año pasado el alza en los combustibles estuvo en cerca del 14%, y sus efectos son visibles.
A esto hay que sumar los incrementos que se anunciaban desde el año pasado en Manizales, como la tarifa del Impuesto Predial, y demás erogaciones municipales, pero es evidente que diversos costos se verán elevados inclusive con base en el incremento del mínimo, como son los casos del SOAT (que subirá cerca del 13%, ya que el reajuste se calcula según la siniestralidad, que también se ha incrementado). Otras alzas serán las del copago o la cuota moderadora en las EPS y los aportes a pensión, por ejemplo.

Pese a que el gobierno decretó que las multas, sanciones, tasas y tarifas, tales como honorarios que actualmente se liquidan con base en el salario mínimo, deberán ser calculadas en Unidades del Valor Tributario (UVT), los incrementos golpearán el bolsillo de los colombianos, y con ello también se podría ver afectado el consumo interno en el país. Ojalá se haya moderación, no solo para proteger el poder adquisitivo de los colombianos, sino para que la recuperación de la economía sea real.