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La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) no se fue por las ramas y sancionó a la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), a 9 dirigentes de ese mismo organismo, a la empresa Ticket Ya y a 6 de sus funcionarios por las irregularidades encontradas en la venta de boletería para las eliminatorias que la Selección Colombia jugó en Barranquilla para el Mundial de Rusia 2018. Entre todos deberán pagar cerca de $17 mil millones. La empresa Ticket Shop fue exonerada de multa como beneficio por su colaboración en la investigación.
Sin embargo, los sancionados todavía podrán aspirar a salir airosos. Para ello la FCF tendrá que demostrar que no montó un cartel para el control de la boletería. Tiene el recurso de reposición ante la SIC, el cual tiene pocas posibilidades de lograr un viraje a favor, por ser la misma entidad que los sancionó. Así las cosas, en un segundo momento el ente rector del fútbol en Colombia podrá demandar y pedir la nulidad ante el Contencioso Administrativo de Cundinamarca, lo que podría llevar a que el caso se extienda inclusive unos 10 años, conociendo la velocidad de nuestra justicia. Ojalá que no, y que no haya dilaciones injustificadas.
Para la SIC hay elementos que señalan que no se hicieron las cosas de manera transparente y que hubo personas que se lucraron de esa operación de manera ilegal. La respuesta de la FCF es que el proceso de investigación tiene “múltiples y graves anomalías” y que no hay pruebas de lo que se les acusa. Sin embargo, no es sorpresivo que haya multa en esta situación, de la que se viene hablando desde hace más de dos años y de la que la opinión pública ha conocido diversos aspectos que resultan a todas luces extraños, dados a conocer por la empresa Ticket Shop.
Todo indica que, efectivamente, hubo un acuerdo ilegal entre la FCF, Ticket Ya y Ticket Shop, que le permitiría a esta última vender la boletería con incrementos de hasta el 350%. Todo esto, gracias a información privilegiada entregada a cambio de un significativo anticipo aportado por Ticket Shop. Lo llamativo es que esa empresa luego le desvió la boletería a Ticket Ya, la cual vendió las boletas de la eliminatoria en Barranquilla a precios muy superiores a los establecidos por la FCF. Fue una descarada reventa que llenó los bolsillos de unos cuantos.

Un muy enredado, pero bien calculado entramado de acciones para favorecer intereses particulares, todo un carrusel de corrupción que salió al descubierto después del llamado Fifagate, escándalo que también destapó la realidad de la dirigencia del balompié internacional, inmiscuida en toda clase de negocios turbios. Realmente da vergüenza ver en lo que está convertida la dirigencia del fútbol nuestro y mundial. En nuestro caso es lamentable que el presidente de la FCF, Ramón Jesurún; el expresidente de ese organismo, Luis Bedoya; y el presidente de la Difútbol, el manizaleño Álvaro González, estén involucrados en algo tan delicado.