Ciudad para aprender y enseñar

A partir de octubre, cuando se realice en Medellín el Encuentro Mundial de la Red de Ciudades del Aprendizaje de la Unesco, Manizales empezará a ser oficialmente parte de ese exclusivo club en el que se reúnen los centros urbanos con las mejores prácticas en torno a la educación. A partir de ese momento tendremos la posibilidad de conocer de primera mano lo que sobresale en la vanguardia educativa y hacer que el resto de la humanidad también sepa acerca de lo que se viene haciendo en la capital caldense desde hace varias décadas, cuando comenzó un trabajo decidido por transformar la ciudad en educadora y del conocimiento.
Esta semana surgió la buena noticia de la aceptación de Manizales en esa privilegiada red, de la que solo hacen parte 18 ciudades latinoamericanas, entre ellas dos colombianas: Cali y Medellín. En todo el mundo la Unesco ha conformado la red con 216 ciudades hasta ahora, con el objetivo de que entre todas ellas se apoyen, construyan y extiendan iniciativas que busquen que las comunidades estén cada vez más empoderadas de los asuntos educativos, en todos los niveles, desde los primeros años de vida y hasta la tercera edad; una experiencia permanente y dinámica a lo largo de toda la vida.
Es el momento de hacer reconocimiento a todas esas generaciones anteriores que desde mediados del siglo pasado visualizaron la posibilidad de emprender en la capital caldense tareas culturales, artísticas y educativas, buscando el crecimiento y calidad de esa riqueza de saberes, lo cual tiene hoy su recompensa. Ahora se recogen los frutos de un arduo trabajo de décadas y la puerta que se abre es el camino hacia un manantial de ideas inspiradoras, para que lo hecho hasta el momento se impulse con mayor fuerza y ayude a solucionar problemas reales, no solo en nuestro entorno, sino incluso en cualquier lugar del planeta.
Adicionalmente, nuestra comunidad educativa se beneficiará con un escenario de intercambios, de movilidad académica y con una renovada dinámica económica alrededor del conocimiento, en todos los rangos de edad, desde los primeros años y hasta la tercera edad. La dinámica juvenil que se percibe en una ciudad universitaria como la nuestra y la realidad de una población de adultos mayores creciente, como lo corroboran las cifras del censo poblacional divulgadas recientemente por el DANE, plantean retos a la ciudad en materia de políticas públicas para mejorar la calidad de vida. Ser ciudad del aprendizaje es una ventaja para este objetivo que debe ser aprovechada al máximo.
Tales propósitos son plenamente compatibles con el propósito de la Red de Ciudades del Aprendizaje para el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con acento en el cuarto y undécimo, que pretenden una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida para todos, además de un desarrollo sostenible. Eso obliga a que quienes estén al frente de los destinos de la ciudad sustenten ante la Unesco, cada dos años, por qué debemos continuar en la Red. Así que, si antes era considerado un imperativo poner la educación en el centro, ahora tiene que ser la raíz de cada acción que se emprenda en búsqueda de un progreso integral.

Debemos ser conscientes de nuestras ventajas y logros para fortalecerlos y aprovecharlos al máximo, pero también debemos mirar de frente nuestros errores y vacíos para ser cada vez más fuertes en las posibilidades de aprendizaje y enseñanza. Hay que trabajar más fuertemente en conectividad rápida y eficiente, en infraestructura con tecnologías de punta al alcance de los estudiantes, en docentes más capacitados y competentes, en la adquisición de una segunda lengua como estrategia general de acceso al conocimiento, y a fortalecer una cultura de responsabilidad social y desarrollo humano en todos los niveles.