El año pasado, en la segunda Liga, al término de la octava fecha, Once Caldas sumaba 10 puntos, y era décimo. En la primera, con ocho unidades se ubicaba 15. En 2022 tampoco se clasificó, y respectivamente acumulaba 13 y 15, metido dentro de los ocho.

Tomo la muestra porque lo de este campeonato empieza a parecerse, y exceptuando que haya alza sustancial en producido, indicadores, y propuesta, la tendencia revela que el escenario se repetirá.

Antes de enfrentar a Millonarios, que lleva dos derrotas en línea –Águilas y Patriotas– Once Caldas ocupa puesto secundario, y con puntaje de nueve, y un rendimiento porcentual bajo (0.37) amarra sus aspiraciones indefectiblemente a los resultados.

Además, en tres días –viernes, 8:20– será ante Cali, doble confrontación por fuera, condición en la que no hay victorias, y ciertamente contra escuadras mejor armadas, candidatas a la semifinal, y en plan de resarcimiento en una temporada difícil para los históricos.

El viacrucis lo comenzó Once Caldas perdiendo con Pereira. O, se levanta y camina, o se condena, y dependerá más del orden, las decisiones técnicas, la escogencia de los titulares, y el ‘perrenque’ con el supere las dificultades de una nómina inefectiva.

Es paradójico, cuenta con el goleador, y uno de sus defectos es la falta de gol. Lleva seis anotaciones, cinco de Dayro, lo que articula que es el único, y que, a la ausencia de definidores, se asocian acciones ofensivas de escasa rentabilidad.

"Once Caldas ratificó las fragilidades con las que se armó", publicó este diario, y un colega de radio señaló "este es el mejor nivel para un equipo de la categoría actual de Once Caldas" refiriéndose ambos a lo que se vio en cancha el día del clásico.

Patético, un plantel mal atendido, con hombres que pueden ser complemento, no base, combinando un formato débil. Apuesta mercantilista dentro de la codicia por obtener utilidades desde el ahorro, así represente la destrucción deportiva del Club.

Van ocho jornadas, las últimas dos encajando cinco goles de Jaguares y Pereira, sin puntos, y en las cuatro más recientes, convirtiendo apenas dos veces, de penalti. Ritmo decadente que, en breve, planteará de nuevo el descenso como tema de conversación.

Con el agravante de que se intentan soluciones desde las razones del problema. Gustavo Torres y Jorge Cardona, suplentes por nivel, ingresaron para el segundo tiempo estando 0-2 en contra. El propio Cardona como lateral izquierdo, en donde sufrió todo el 2023.

¡Plop! decía Condorito, reconociendo que no lo hizo mal, mejor que Mauricio Castaño, una de las decepciones de campaña, pues por ahí están entrando los goles, y ni atacando, ni defendiendo. Es como si otra vez, se careciera de marcador por esa zona.

La noche se torna oscura, queda mucha liga, pero hay que afinar porque el retroceso se explica en cifras. Y no más el cuento de que están buscando refuerzos ¿hasta cuándo? Eso no es serio, llevamos medio torneo, y nadie con categoría está desempleado a estas alturas.

Los tuvieron a la mano, y no los concretaron por plata, Daniel Mantilla, y Deinner Quiñones fueron los únicos que realmente estuvieron cerca, y quizá no daban para pelear título, pero si suplían puestos en los que, palpablemente, hay insolvencia.

El de mostrar, Dayro Moreno, a las puertas de la gloria con un ritmo excepcional, 5 tantos en 8 partidos. Un fuera de serie, que pronto celebrará, estableciendo que su figura, su registro, y su hazaña están por encima del equipo que es, lo que Tulio Castrillón quiso que fuera.

Hasta la próxima...