El Plan Departamental de Desarrollo 2024-2027 es la política pública que contiene cada una de las metas de la Gobernación de Caldas en el mandato del médico Henry Gutiérrez, y cuya propuesta fue presentada, con un amplio despliegue publicitario, ante la Asamblea el pasado 30 de abril, buscando su discusión y aprobación para convertirse en ordenanza.

Lo mejor del Plan es, sin duda alguna, la amplia participación de la comunidad en su construcción, en la que se llenaron auditorios en todos los municipios, dándose cita diferentes sectores de la sociedad caldense para plasmar sus necesidades, pero también proponer los proyectos que esperan que la Gobernación de Caldas lleve a cabo en cada una de las localidades; pero del tamaño de las expectativas es la decepción, y el documento radicado por la Secretaría de Planeación Departamental no obedece a lo propuesto por la gente, siendo entonces, un ejercicio de escritorio, donde la ciudadanía no es la protagonista, las grandes apuestas entregadas por la sociedad civil quedaron por fuera.

Lo anterior, debido a que la comunidad fue insistente en generar estrategias que logren alcanzar el anhelado desarrollo rural, con proyectos sólidos para fortalecer el emprendimiento y la creación de empresas agropecuarias, cerrando las brechas urbano-rurales y establecer los procesos económicos que el campo caldense necesita; para sorpresa y tristeza de los campesinos, la propuesta de Plan de Desarrollo no contiene metas ambiciosas en el área, por el contrario, hay metas que tendrá a cargo la Secretaría de Agricultura que decrecen en su alcancen con respecto al gobierno anterior, la dependencia que atiende la ruralidad seguirá siendo la de menor presupuesto y de bajo impacto.

Como si fuera poco, el mejoramiento de las vías, uno de los principales clamores de los caldenses, es uno de los aspectos más débiles dentro del Plan, la construcción de 20 kilómetros de placas huella en el cuatrienio es una meta demasiado baja y es una burla a las necesidades de nuestros campesinos, sumado a la ambigüedad de la intervención de conexiones municipales, donde no aparecen grandes apuestas en la materia, presentándose incertidumbre para la pavimentación de las vías críticas como Arma-La Pintada, entre otras.  El turismo es otro de los sectores sacrificados en el Plan Departamental de Desarrollo 2024-2027, con 5 metas enfocadas en la realización de eventos, pero sin una visión clara para potencializar este sector económico; al igual que la Gestión del Riesgo de Desastres seguirá con bajo presupuesto y supeditado a atender las emergencias de manera reaccionaria, pero sin una estrategia clara para prevenir tragedias, los damnificados no recibirán respuestas estructurales de la Gobernación.

De igual manera, las comunidades indígenas y afrocaldenses son excluidas de las principales apuestas del Plan, estableciendo por ejemplo en el Capítulo de Regalías, la iniciativa 20 como una meta tan general e imposible de medir como “Financiar proyectos de enfoque étnico (NARP-INDÍGENAS) ubicados en el departamento de Caldas registrados en el Ministerio del Interior”, que realmente se puede cumplir con cualquier actividad. Esto sin contar que el artículo 18 de la propuesta del Plan, le entrega facultades al Gobernador para enajenar bienes sin mencionar en donde se invertirán esos recursos.

En ninguna de las partes del proyecto de ordenanza se precisa la inversión que se tendrá en los municipios, generando una gran incertidumbre, recibiendo como respuesta que todas las semanas se convoca a los alcaldes a firmar “pactos” en lonas, donde no se hace claridad a las acciones que se van a ejecutar. El Plan Departamental de Desarrollo 2024-2027 es poco ambicioso, con baja transformación territorial y con grandes interrogantes acerca de las apuestas que tendrá Caldas en el actual período de Gobierno, dejando interrogantes si es “lo que la gente quiere”, que fue el pretencioso eslogan que utilizó el hoy gobernador, Henry Gutiérrez, durante su campaña.