Cillian Murphy, al recibir el Oscar de la Academia al mejor actor, les dedicó el premio a todos los hacedores de paz (“peace makers”) en cualquier parte del mundo. Y no le falta razón a Murphy para hacer este ofrecimiento. Pensar una guerra nuclear es, sencillamente, pensar lo inimaginable. Ese mismo día la edición dominical del periódico New York Times publicaba un especial que titularon: “Al borde: la gente dice que es imposible imaginar la guerra nuclear. Pero el mundo entra en una era muy peligrosa, por lo que es tiempo de empezar a imaginarla”. La crisis de diplomacia, las polarizaciones profundas, y la pérdida de valores fundamentales están llevando al mundo al abismo.

El periódico hizo una narración sobre cómo serían los efectos del lanzamiento de una bomba nuclear. Un resumen libre: Una cabeza nuclear cabe en un cono central de un misil de alcance corto, que puede ser lanzado por cualquier caza de reacción. Luego el motor del misil propulsará la cabeza de guerra nuevamente a tierra hacia su objetivo. Cuando la cabeza armada explote, el núcleo de plutonio y sus otros componentes se convierten en gas ionizado y ondas electromagnéticas en una milésima de segundo. Un resplandor cubrirá por millas y dejará temporalmente ciegos a quienes lo vean. Retumbará un rugido igual a la explosión de 10 mil toneladas de trinitrotolueno. Temblará mientras una bola de fuego estallará inmediatamente. Las temperaturas dentro de la explosión serán de millones de grados, más caliente que la superficie del sol.

Las personas que las encuentre al aire libre les quitará la vida en el acto. El gran calor incendiará las vestimentas y derretirá los metales. Todo lo que haya alrededor inflamable encenderá; árboles, animales, plásticos quedarán hechos cenizas. Los tubos de gas y las líneas eléctricas contribuirán al fuego que llegará muchas millas más lejos de la explosión inicial, lluvia de fuego que consumirá el oxígeno que ahogará a quienes estén por allí aún dentro de sus casas o vehículos. Después vendrá un choque de onda a alta velocidad que se esparcirá en todas las direcciones. Edificios, animales y demás serán destrozados.

Los edificios cercanos a la explosión se levantarán, hundirán y desmoronarán.  Pedazos de vidrio ardientes y escombros se esparcirán como metralla alrededor, chocando con lo que haya. Una milla alrededor, ladrillos y vigas caerán en pilas aplastando todo. En dos millas y media las ventanas se romperán. Los restos de la explosión serán succionados por el tallo de una nube en forma de hongo que se elevará kilómetros por encima. La nube cambiará de colores: rojo, amarillo, negro… hasta que eclipse al sol. Luego vendrá la oscuridad. El aire será pesado y lleno de partículas. Los gritos pidiendo ayuda se empezarán a oír, pero nadie estará para atender la emergencia…, pues estarán muertos o heridos también. La descripción continúa…

Corea del Norte hace ensayos todos los meses, al tiempo que Putin amenaza a occidente con las armas nucleares. China está en una carrera por aumentar sus cabezas nucleares. Irán sigue en su vía para obtenerla. Otros países han levantado la mano diciendo que desean tenerla…  Esto hay que evitarlo. Los países deben llegar a nuevos acuerdos. No queremos presagiar lo inimaginable.