Si usted es de los que aún lamenta (y con sobrada razón) los resultados económicos del 2023, tenga en cuenta que el 2024 será aún más difícil. De acuerdo con la última edición del informe “Perspectivas económicas mundiales” del Banco Mundial, “la economía mundial está próxima a batir un lamentable récord a fines de 2024: los cinco años con el menor crecimiento del producto interno bruto de las últimas tres décadas”.
Y Colombia, por supuesto, no es la excepción. Algunos de los grandes indicadores del DANE que muestran los resultados de algunas de las principales actividades económicas, a noviembre de 2023, resultan muy preocupantes, entre ellos: actividad industrial (-1,7%), ventas del comercio (-6,2%) y sector de la construcción-nuevas licencias (-11,6%). 
Y a propósito del sector de la construcción, detengámonos un momento a observar las preocupantes cifras que arroja este sector en 2023, pues en buena medida capturan el presente y devenir de la economía como un todo. Según lo ha expresado muy elocuentemente el presidente de Camacol “si no se toma una decisión importante para reactivar este sector, este 2024 no va a ser mejor que el 2023… se acumularon 18 meses de caídas continuas de deterioro en los indicadores de comercialización de vivienda en el país”. ¡Más claro, imposible!
Comencemos con las cifras de ventas de vivienda en Colombia: en 2023 se vendieron 130 mil unidades nuevas, mientras que en 2022 fueron 237 mil, es decir, una reducción del 45%. Y de estas ventas totales, conviene revisar las correspondientes a vivienda de Interés Social – VIS: en 2023 se vendieron 86 mil VIS frente a 172 mil en 2022 (una reducción del 50%). Todo lo cual denota un retroceso enorme que refleja la situación del sector, así como el hecho de que la inversión en vivienda de los hogares colombianos se redujo en aproximadamente $20 billones en 2023, algo así como 5.000 millones de dólares. ¡Palabras mayores!
De otra parte, los lanzamientos de nuevos proyectos de vivienda representaron 121 mil unidades en 2023, frente a 208 mil del 2022 (42% menos), explicados en gran medida por el desplome de los lanzamientos de vivienda VIS, que se redujeron en más del 50% (en 2023 alcanzaron 77 mil unidades frente a 156 mil de 2022). 
Entonces, ¿a qué puede obedecer esta debacle? Dividamos el problema en dos. Por el lado de la No VIS, resulta incontrovertible que las altas tasas de interés se constituyeron en el principal obstáculo para adquirir vivienda nueva, a lo que se suma la drástica caída del ingreso de los colombianos en 2023 como consecuencia de la desaceleración económica. De otro lado, para el segmento VIS, los problemas en la renovación y entrega de subsidios gubernamentales, a través del programa Mi Casa Ya, han explicado la mayoría de los desistimientos, seguidos por las dificultades en el acceso al crédito. No deja de ser paradójico que un gobierno progresista, que impulsa la narrativa del cambio, no sea proactivo para ayudar a que los hogares menos favorecidos puedan adquirir vivienda.
No hay que olvidar que el sector de la construcción es uno de los que más encadenamientos sectoriales tiene en la economía. Es decir, su mala hora de hoy puede contribuir negativamente en los resultados de otros sectores, como los de industria, financiero y comercial. En ese sentido, su reactivación debería ser prioritaria para frenar, y revertir, el ciclo de desaceleración de la economía colombiana. Un dato final: el DANE recientemente publicó que la debilidad del sector de la construcción se tradujo, entre otras, en la desaparición de más de 88 mil puestos de trabajo. ¡Las cifras no mienten!