La pasión por los libros ha acompañado siempre al actual notario de Neira, el abogado aranzacita Mario Restrepo Hoyos. Lo he acompañado, muchas veces, a visitar librerías con el único propósito de buscar obras que quiere leer. Incluso, he compartido con él viajes a Bogotá para asistir a la Feria Internacional del Libro. Es uno de esos lectores que le sacan jugo a la lectura. No compra libros solo por llenar los estantes de una biblioteca. Los compra para devorarlos. Escritor que se le acerca para ofrecerle su libro sale agradecido porque se lo compra. Y lo hace para leerlo. En su carro lleva, siempre, un buen libro. Y sobre su escritorio en la notaría de Neira mantiene obras con párrafos subrayados, llenas de anotaciones al margen. La última vez que lo visité estaba leyendo El coloso de Marusi, de Henry Miller.
Pues bien: este abogado que alcanzó a ser representante a la Cámara por Caldas, y que fue el segundo alcalde por elección popular que tuvo mi pueblo, ha tenido desde sus épocas de estudiante en el Colegio de Cristo, cuando este quedaba en el Parque Fundadores, una gran inquietud intelectual. Esta se manifestaba en sus constantes lecturas, y en la búsqueda de explicaciones a sus preocupaciones metafísicas. Tanto que, por aquellos tiempos, se internó en la lectura de un libro difícil para la mente de un joven que apenas cursaba bachillerato: El origen de las especies, de Charles Darwin. Quería conocer el fundamento sobre la teoría de la evolución biológica. Sabía que en el naturalista inglés encontraba las respuestas a sus dudas sobre el origen divino de la vida.
Cuando Mario Restrepo Hoyos ingresó a la Universidad de Manizales para estudiar derecho, lo hizo con el convencimiento de que en esa carrera encontraría el ambiente intelectual para darle fuerza a sus cogitaciones espirituales. Todos los días llegaba al salón de clase con un libro en las manos. De allí le nació ese deseo de conocer la obra del Marqués de Sade. Leyó entonces Los 120 días de Sodoma, y en este libro que estuvo en el índice de la iglesia abrevó un tema que lo apasionaría: el erotismo. Fue cuando descubrió el libro Las hazañas de un joven don Juan, del novelista francés Guillaume Apollinaire, que lo sedujo por esa narrativa donde el autor se explaya en escenas de sexo. De estas lecturas le quedó el gusto por escribir con desparpajo notas con tono erótico.  
¿Por qué razón escribo sobre la pasión de Mario Restrepo Hoyos por los libros? Porque no todas las veces un buen lector termina convertido en escritor. Hay quienes leen por el placer que genera la lectura, por el conocimiento que deja, por sentir la magia de la palabra, pero sin pensar en darle forma a manifestaciones estéticas. En el caso del exsecretario general de la gobernación de Caldas en la administración de Ricardo Zapata Arias, desde sus tiempos de estudiante universitario quiso plasmar en una hoja su pensamiento, su forma de ver la vida y sus inquietudes frente a la creación literaria. Fruto de esa comunión diaria con la buena literatura es el libro que acaba de publicar: Antología de La Brecha. Un título, hay que decirlo, no acorde con su contenido; debió haberle puesto uno distinto
Alguien podría decir que Antología de La Brecha es un ameno libro de crónicas. Yo diría, más bien, que es un buen libro de ensayos. En sus páginas se descubre a un buen ensayista, a un autor con muchas lecturas acumuladas, a un hombre que se emociona con lo que transmiten las palabras. Se recogen, también, algunos escritos publicados en un periódico tamaño octavo que, con el nombre de El Líder, levantado en el sistema de caja y chibalete en la tipografía de Aranzazu, Mario Restrepo Hoyos fundó hace treinta años como medio para expresar su percepción del mundo. Después le cambió el nombre por La Brecha, pero no su esencia literaria. Por el tamaño del periódico, los artículos eran cortos. Sin embargo, en este libro se publican ensayos de largo aliento donde se advierte un escritor conocedor del oficio.
Mario Restrepo Hoyos recogió en este libro artículos que en ocasiones han despertado reacciones por su atrevimiento erótico. La sorpresa para quienes lo hemos leído es grande. ¿La razón? Se revela aquí un buen escritor. Por eso la palabra en signos de interrogación que le he puesto al título de este articulo: ¿escritor? La verdad, ¡sí! Restrepo juega con las palabras, maneja una prosa cadenciosa, tiene riqueza idiomática y, sobre todo, estilo literario. El ensayo “Literatura y política en Ricardo Piglia” es una aproximación al pensamiento político del autor argentino. En el texto sobre los caballos exhibe profundidad investigativa. En el ensayo “El aranzaciano” juega con el humor, la ficción y la historia. Y en “El registrador Damocles” hace gala de su sólida formación como abogado.