Los antiquísimos tratamientos externos para las enfermedades o lesiones de los seres humanos pueden resumirse en: Inmovilización, terapia bajo diferentes modalidades  con principios naturales y cirugía, todo a cargo de médicos o de quienes hacían sus oficios.
Hoy, la amplísima variedad de terapias han facilitado la existencia y acción de múltiples personas dedicadas a estos procesos, como también  es menester mencionar las diversas tecnologías e insumos, con sus inagotables investigaciones, utilizadas para recuperar y mantener al menos un cuerpo y una psiquis que permitan tener una vida de relación apropiada con otros seres humanos,  con la dignidad necesaria para entender y desarrollar su misión terrenal. 
Es conocido que la utilización de substancias con fines terapéuticos es la medicación más ampliamente empleada entre los seres humanos en el planeta.
Desde el empleo de plantas en forma directa o en infusiones, hasta las complejas moléculas artificiales utilizadas actualmente, han pasado siglos y el desarrollo de estas substancias seguirá un camino irreversible en la búsqueda del bienestar de las personas y también de los animales.
No puede olvidarse  el desarrollo de la venta de medicamentos en Colombia, la cual ha estado ligada a las costumbres  de otros países afines culturalmente o determinada por la preponderancia de la industria farmacéutica,  cada vez más poderosa y necesaria para las personas que sufren.
De la simple fórmula preparada por médicos y personas que se dedicaron a ello, hasta las actuales presentaciones comerciales, han pasado años que para unos son pocos y para otros muchos. Se hicieron famosos los boticarios y ellos hacían presencia efectiva y solidaria en la sociedad. 
Actualmente la adquisición de un medicamento, y no droga, está sometida a diferentes fuerzas que llegan hasta impedir la utilización de un determinado producto. La formulación, la disponibilidad, la distribución o comercialización al detal, el precio y la adecuada utilización son apenas unos delineamientos  de los problemas que puede enfrentar cualquier ciudadano quien, en un momento dado, puede carecer del producto.
Sin embargo, un tema especial sobre el cual llama la atención la Organización Mundial de la Salud es: La Seguridad del Paciente, consistente en una serie de acciones encaminadas a proteger al enfermo durante su atención intramural o en etapa de terapia ambulatoria,  de riesgos innecesarios que pudieran llevar hasta su fallecimiento.
Un viejo axioma en latín, válido actualmente en toda su extensión: Primero no hacer daño, se reafirma cuando la OMS expresa que se debe propender por una medicación sin daño. La Organización indica que las lesiones causadas por medicamentos representan el 50% de los perjuicios evitables, cifra que definitivamente es muy alta y merece la atención de todos los involucrados en el proceso de la salud.
Cuando se considera dinero,  se evidencia mundialmente que 189 billones de pesos del gasto en salud pudieran ahorrarse, si se evitan los daños. 
Así mismo, es oportuno recalcar que ningún medicamento, incluyendo las vacunas y la terapia ancestral son seguros el 100%, por simples consideraciones biológicas. 
Entre las consideraciones que hace la autoridad sanitaria se destacan: La necesidad de conocer los errores de la medicación; la prevención de los problemas es asunto de todos y por lo tanto es responsabilidad de los pacientes y de quienes están cerca de su enfermedad.
De los 28 mensajes que promulga la OMS se destacan los siguientes: Siempre seguir todas las indicaciones; preguntar todas las dudas; conocer los posibles efectos secundarios; cuidar la fecha de caducidad; y hay que agregar que los cuidados son válidos también para la medicina tradicional.
Finalmente, hay que agregar que se debe evitar la automedicación y la repetición de la medicación sin receta.
Cuidado con indagarle a cualquier vecino: ¿Qué me recomienda?