A riesgo de escribir un refrito, término mexicano que evidencia el hecho de volver sobre un tema previamente conocido. Salió de la gastronomía cuando ingieren frijoles refritos, a mañana, tarde y noche, los cuales se obtienen de una fuente común y son molidos o pisados o licuados, hasta llegar al plato común.

Dos palabras se expresan indistintamente en la vida cotidiana: Suerte y éxito. Tienen significados disímiles en los quehaceres vivenciales de las personas; de ello existen ejemplos a cada instante.

Ejemplo reciente fueron las elecciones cuando durante la campaña aparecía la palabra suerte espetada a un aspirante. Los candidatos merecían el término éxito cuando se deseaba su triunfo. Salvo el sorteo para la ubicación en el tarjetón, no había lugar a otro albur.

El éxito y el fracaso se construyen. A ellos se llega mediante acciones u omisiones durante un tiempo, largo o corto. En general no se triunfa por el azar. El fracaso puede sobrevenir cuando los hechos que tutelan la acción dependen de eventos controlados. Un ejemplo es un alud cuando falla la prevención.

Quizá pueda intervenir el azar si la persona se expone al riesgo de una manera accidental, única e incontrolable como el mismo alud cuando éste lo traumatiza o lo mata.  

El azar es todo o nada. Se gana la lotería o no se la gana.  Salir ganador en una rifa no tiene variables previas o posteriores salvo que la corrupción modifique los resultados. ¡Y, casos se han observado! En la vida diaria se ofrecen loterías con toda clase de premios. ¡Casi se gana la gallina! Es una acción de azar, salvo que un concurso sea quien la otorgue y es el resultado de un éxito.  

Éxito y fracaso tienen una escala de resultados que oscila entre el 0.1% y el 100%, por expresar algo. Uno y otro electorales dejan enseñanzas por doquier.

Las actividades consuetudinarias de los seres humanos no son el resultado del azar. Se construye un triunfo o se llega a una derrota pero las personas tienen la posibilidad, y no por el azar, de convertir lamentablemente éxitos en fracasos y afortunadamente puede modificar reveses en laureles.  

En la vida de las personas no todo es éxito o fiasco. Lo normal es que tengan una alternación de bueno y malo, dependiendo de sus obras ya sea por el camino de las actividades o de las omisiones, aunque no todas las omisiones conducen al fracaso, porque pudieron ser conscientes, controladas y benéficas en no pocos casos. Hacer a diestra y siniestra no garantiza el éxito.

Los deseos de suerte son indicio de amistad o de identidad, pero la realidad es que ella no puede desplazar la razón ni la afectividad, como en no pocas ocasiones sucede. ¡Suerte! Gritan o lo susurran, y el receptor se llena de sentimientos favorables que no siempre lo llevan al raciocinio indispensable que le defina la posibilidad de que se cumpla el deseo.

¡Éxito! Nada más comprometedor y esperanzador. No todo éxito significa ganancia en el más amplio sentido. Éxito puede ser la negación de un hecho como, por ejemplo, el archivo de un proceso; pero a este punto no se llega por azar. Se debió construir con la demostración de la bondad del suceso o la estructuración de una defensa ética.

Quizá el sorteo asignó un juez; pero ese es el único acto en que el azar interviene. El juez no está sometido al azar en sus análisis y decisiones. Lo que es éxito para el juez, justicia, quizá no lo es para el presunto infractor.