Gonzalo Duque Escobar

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@godues

A raíz de la creación de la Secretaría de Cultura y Civismo para Manizales, se han dado conversas sobre el rol del ente que sustituirá al Instituto de Cultura y Turismo de la ciudad, para regular de forma concertada una actividad que exige la formulación participativa de políticas públicas culturales incluyentes que beneficien a la comunidad rural y urbana, porque la ciudad requiere además de un sistema de bibliotecas, fortalecer su oferta de eventos culturales con extensión temporal y espacial pensando más allá de las Ferias, el cumpleaños de Manizales y la Semana Santa, y resolver también su grave fragmentación social y espacial como factor que se expresa en la falta de propósitos comunes de ciudad, de opciones para los pobres y de pérdida de cultura ciudadana por falta de identidad y sentido de pertenencia, máxime ahora que urge un proyecto colectivo de adaptación al cambio climático para resolver los conflictos del territorio inspirados en la bioética, recomponiendo las complejas relaciones dialécticas de simbiosis y parasitismo que se dan entre el medio natural y el sistema social.
Mientras arte y cultura definen una civilización con sus costumbres y cosmovisión del territorio, antes que toros y reinas como referentes actuales de esta ciudad, podríamos tener un sello característico que nos defina como manizaleños comprometidos con la construcción responsable de un territorio verde y biodiverso, respetando la estructura ecológica de soporte con su clima tropical andino y escarpada topografía, para que el medio paranatural sea ecológicamente sólido y exprese nuestra cultura, soportados para ello en temas estratégicos para Manizales, como Paisaje Cultural Cafetero, aviturismo y termalismo, complementados con una oferta de turismo comunitario si se capacitan y organizan colectivos de comunas y corregimientos en tecnologías blandas, para la producción gastronómica y artesanal certificada, y de servicios y actividades culturales.
Y respecto a la cultura ciudadana en esta ciudad carente de espacios públicos verdes y llena de grafitis sin sentido que deslegitiman verdaderas obras de arte urbano, la apuesta para la nueva secretaría deberá hacer referencia a la civilidad como valor supremo de las virtudes y competencias que caracterizan al ciudadano ejemplar, para lograr un sello que nos identifique como habitantes de una ciudad culta de variados paisajes que van desde el Nevado del Ruiz hasta el majestuoso Tatamá, y que como urbe surgió a partir de una aldea de bahareque al cerrar las guerras civiles del siglo XIX, porque si bien después de su apogeo durante las primeras décadas del Siglo XX gracias al café e impactos del Cable Aéreo a Mariquita y Ferrocarril de Caldas, como colectivo estamos urgidos de una conciencia socio-ambiental que resuelva desafíos, para emerger nuevamente como se hizo ayer tras los incendios de los años 1920 y la erupción del Ruiz.
Ahora, si bien en el desarrollo urbano regional yendo más allá de los núcleos pequeños, la importancia política y económica de Manizales se debe a la mayor densidad de población, complejidad y variedad de actividades económicas y no agrícolas predominantes, también ella se ha dado gracias al proceso de construcción social e histórico del territorio de la ecorregión cafetera con el concurso de la provincia, porque a ella se le deben aportes fundamentales para la región y el país, como el de la región minera y panelera del Occidente, el del Magdalena Centro con su posición geoestratégica, el de las zonas agrícolas sobre corredores de la colonización, y el de la alta cordillera con sus caminos de arriería y ecosistemas estratégicos.  
Finalmente, si la agenda de ciudad educadora invita a recuperar los Juegos Florales iniciados en 1904 con concursos en Novela, Cuento, Poesía, Ensayo y Teatro que estimulen la producción literaria, a fortalecer el Festival Internacional de Teatro de Manizales que es el evento escénico más antiguo del continente, y también el Festival Internacional de la Imagen que ha conformado una red internacional de relevancia académica, esto no es todo: igualmente habrá que sostener y desarrollar la Feria del Libro, el Festival Manizales Grita Rock, el Festival de Jazz Universitario, el Festival Iberoamericano de Títeres, y en particular muchas manifestaciones que la ciudad deja entrever en su transcurrir cotidiano, y que igualmente florecen a plenitud durante eventos culturales.