Febrero, mes de efemérides de importantes colegios y universidades de carácter privado y católico en Manizales: Colegio Mayor de Nuestra Señora, fundado por el Padre Juan Manuel González un 2 de febrero de 1934 (90 años); Colegio San Luis Gonzaga, fundado por la Compañía de Jesús un 8 de febrero de 1954 (70 años), y la Universidad Católica de Manizales, fundada por la Congregación de las Hermanas de la Caridad Dominicas de La Presentación de la Santísima Virgen, un 11 de febrero de 1954 (70 años) y que tenía originalmente un nombre bellísimo: Universidad Católica Femenina.
Por su parte, la Escuela Parroquial de Aguadas, fundada hace 200 años (1824), es considerada según Ángel María Ocampo Cardona, presidente de la Academia Caldense de Historia, como la primera escuela de Caldas. Después de la fundación de Manizales se hacía urgente el fomento de la educación. No existía infraestructura y los primeros profesores vendrían de Medellín, Sonsón y Rionegro como serían los casos de Concepción Ruiz, José María Restrepo Maya y Jesús María Guingue Carvalho, quienes al lado de iniciativas públicas como el famoso Colegio oficial San Tomás de Aquino y la Escuela Superior de Varones de 1875 se convirtieron en gestores de una educación privada y exclusiva muy apetecida por las familias que pudieran pagarlas, pues aseguraba el futuro y la salida de los primeros jóvenes de Manizales hacia Bogotá, como lo describe el profesor Carlos Hernando Valencia (Las Escuelas Normales y la formación del magisterio, 2006) situación que en la actualidad parece no haber cambiado sustancialmente.
La historia de la educación en Caldas se ha venido construyendo y desarrollando entre las paradojas y fluctuaciones de lo público y lo privado en una sociedad abiertamente desigual. El sábado 17 de febrero La Patria publicó un extracto del proyecto “Diálogos Territoriales sobre Desigualdad”, liderado por un grupo interdisciplinario de académicas y líderes sociales y que tituló “Caldas: un paraíso con desigualdades escondidas”, donde se señala entre otros aspectos que: “el departamento presenta altos índices de deserción escolar, especialmente en la transición de la educación primaria a la media y limitadas oportunidades de acceso y permanencia en la educación superior”.
La responsabilidad de la sociedad y de la familia se hace mas evidente en la educación privada, mientras que en la pública se presenta una fuerte concentración de la responsabilidad estatal, en una limitada infraestructura y la administración del personal docente. Resulta paradójico que en la educación preescolar, básica y media privada, que es de una reconocida calidad, a la hora de acceder a la educación superior se opte fundamentalmente por el modelo público. Por su parte, estudiantes de colegios públicos, con pocas opciones de acceso a la educación superior pública, son quienes, a través de tortuosos procesos de endeudamiento financiero, becas, descuentos, ingresos laborales propios o recibo de divisas de parientes en el exterior, acceden y en muchos casos por defecto a la educación superior privada.
También resulta paradójico que docentes de muchos colegios y universidades privadas no tengan salarios, estabilidad laboral y beneficios extralegales y de asociación sindical del que gozan los profesores magisteriales o de universidades públicas. Las familias con hijos en colegios privados tienen derecho a que estos accedan a la universidad pública. En su mayoría son familias de trabajadores que han hecho grandes esfuerzos, llenando un vacío de estado que sigue en deuda por una educación básica y media de alta calidad, que garantice espacios de bienestar y seguridad para sus hijos, de manera que se les disminuya el sentimiento de frustración por no estudiar lo que se quiere.