Fernando-Alonso Ramírez

Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!

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X (Twitter): @fernalonso

Cuenta Plinio Mendoza en La llama y el hielo que cuando llegaron él y Gabriel García Márquez a Prensa Latina hubo un momento incómodo. El director le pidió que tradujera algo del inglés y ahí se dio cuenta el jefe que los había llevado allí, que estos personajes eran bilingües, pero no por el inglés. Es que en Colombia los intelectuales hablan es francés, respondió el colombiano. Parafraseo de memoria.

Eso dice mucho de las aspiraciones que tenían quienes querían hacerse una vida en la literatura en Latinoamérica. Su proceso pasaba por el país del que venían nombres tan importantes como Victor Hugo y Dumas hasta Camus y Sartre. Esa misma influencia la tuvo el ahora nobel Mario Vargas Llosa en su adolescencia y por eso también puso su foco en llegar a ese país.

Su obsesión llegó a tanto, que fue admitido en la Academia Francesa, honor que asumió en febrero pasado y que lo convierte en el primer escritor de lengua extranjera en llegar al exclusivo círculo. El discurso que da cuenta un poco de ese amor por lo francés se encuentra en Un bárbaro en parís - Textos sobre la cultura francesa. , el título que se le ha dado al libro que presenta Alfaguara y que recoge los escritos del peruano sobre autores y vida del país galo.

Se trata de ensayos escritos desde 1972 hasta este año y que el editor Carlos Granés, encargado del prólogo, define como Una pasión francesa.

Estos escritos son reveladores. Debo confesar que de la mitad de los autores que habla no he leído nada y quedan en la larga lista de pendientes.

Entre las cosas que nos cuenta Vargas Llosa, descubrimos que era tal su deslumbramiento por Jean Paul Sartre, que su círculo próximo lo llamaba el Sartrecillo Valiente, pero con el pasar de las lecturas, también vemos cómo fue tomando distancia de esa influencia para acompañar mejor a Camus, ese rebelde que supo entender que los crímenes lo son, sin importar si vienen de derechas o de izquierdas.

En el artículo La identidad francesa, deja claro este escritor universal nacido en Perú, que eso de las identidades de país le hacen sospechar del peligro que pueden entrañar los nacionalismos. Lo dice contundente: "Toda preocupación por la identidad de un grupo humano me pone los pelos de punta pues he llegado al convencimiento de que tras ella se embosca siempre una conjura contra la libertad individual". En este ensayo, nos muestra la habilidad para sacar de un tema que parecía pueril, una encuesta sobre la identidad francesa, las contradicciones que entrañan las naciones, en este caso, su amado país galo.

Pero como este, los apuntes de inteligencia no faltan en ninga de las columnas o ensayos. Una buena manera de entender el pensamiento de Vargas Llosa, pero también de los autores franceses. Una buena guía de literatura de ese país, que tanto nos ha legado. Léanlo y #HablemosDeLibros y de Francia, por supuesto.

Subrayados

* Fue un provinciano en el sentido cabal de la palabra, porque nció, se edució y se hizo hombre muy lejos de la capital.

* Vivimos en la civilización del espectáculo y los intelectuales y escritores que suelen figurar entre los más populares casi nunca lo son para la originalidad de sus ideas o la belleza de sus creaciones.

* Nada más absurdo que creer que la verdad desciende de las ideas a las acciones humanas y no que son estas la que nutre a aquellas con la verdad.

* Gracias a que es posible la insumisión ha habido progreso.

* Nada se ha inventado hasta ahora como la novela para mantener vivo el sueño de una sociedad mejor.

Vargas Llosa