Fernando-Alonso Ramírez

Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!

Correo: editornoticias@lapatria.com

X (Twitter): @fernalonso

El aprendizaje más grande que recibí sobre esta Ciudad de las puertas abiertas ocurrió cuando me asignaron la tarea de editar Manizales 150 años (1998), una historia de la capital caldense escrita por una decena de autores y que circuló por fascículos con LA PATRIA para el sesquicentenario. Un capítulo se tituló: "La plata estuvo aquí".

No era para menos, antes de que existiera el Banco de la República, las exportaciones de café se hacían directamente desde aquí y las divisas llegaban en moneda contante y sonante a esta ciudad o en bienes para ser comercializados. Manizales llegó a tener sucursales bancarias de entidades nacionales e internacionales y algunas oficinas eran creadas con capital propio.

Según el historiador Pedro Felipe Hoyos Körbel, justo la década del 20, un siglo atrás, fue determinante para que empezara a perder peso la dirigencia local, pues se juntaron circunstancias que terminaron por afectar la economía local y la capacidad de influencia de los manizaleños en las decisiones nacionales.

En esos años llegaron el cable aéreo y el ferrocarril, y empezaron a conectarse carreteras. La década del 20 es la de la creación del Banco de la República, importante decisión para el país, pero que afectó directamente la posibilidad de transar el café y recibir los dividendos sin intermediarios. Luego vino la creación de la Federación Nacional de Cafeteros, otra decisión vital para la economía nacional, pero le restó el peso específico que tenía este territorio en las decisiones sobre exportaciones en Colombia.

Fue también la década de los tres incendios que prácticamente arrasaron con Manizales. El primero en 1922, el más nefasto entre el 3 y el 4 de julio de 1925 cuando se destruyeron 25 manzanas. Un tercer incendio se presentó en 1927, que consumió la catedral.

Esa época le tocó vivirla a Antonio Arango Gutiérrez, personaje de la estirpe de dirigentes de la ciudad que, educado en Bogotá, volvió a Manizales para ejercer en lo público y en entidades financieras. Sus conocimientos de la economía le permitían intervenir y escribir artículos de prensa con recomendaciones para las autoridades en la ciudad y el país. También intervino con sus conocimientos en la reconstrucción de la ciudad, en solucionar un pleito con la empresa electrificadora y en la terminación de la Catedral. Esta se dio gracias a una gestión ad honorem que hizo para que se refinanciara la deuda que se tenía con condonación de intereses.

En el libro dedicado a este ilustre manizaleño, el autor cuenta: "Manizales era una capital bancaria que tenía grandes capitales, movía parte del negocio del café colombiano y poseía un buen número de teóricos que exponían sus ideas y asumían ministerios o secretarías..."

A pesar de la creencia popular sobre los banqueros, para el autor, en Manizales surgió un tipo humano: "el banquero, personaje que desempeñará un papel preponderante en la historia de la ciudad, el cual tiene la connotación de ser ejercido con discreción".

De ese grupo formó parte Antonio Arango Gutiérrez, de quien trata este libro subtitulado La biografía de un banquero manizaleño. Este personaje discreto fue líder en creación de empresas y en la reactivación de instituciones benéficas como la Sociedad de Mejoras de Públicas. También en la defensa del Ferrocarril de Caldas. De él, Silvio Villegas dijo que era la mayor posibilidad de estadista que tuvo el departamento. El libro habla de la templanza y el amor de un manizaleño por su ciudad.

Esta obra es importante por su valor histórico, porque retrata una época y a sus gentes, aunque un poco desordenada en el relato y con algunos descuidos gramaticales y de imprenta, no le restan a su verdadero valor de contarnos la vida de un hombre, de una época, de una estirpe y de una ciudad. Las imágenes que la acompañan también dan contexto al lector. Así que léanla, conozcamos un poco más de Manizales y sus gentes y #HablemosDeLibros.

Subrayados

  • Manizales (...) era una plaza donde el tema economía siempre iba a tener excelentes expositores embebidos en la práctica y no dictando cátedra desde un puesto de profesor.
  • A él le gustaba la acción, y era mejor plantear algo que esperar que sucediera algo.
  • La banca nació técnicamente en Manizales.
  • En esos tiempos el estado era más pequeño y por ende el ciudadano tenía más espacio y más responsabilidades.
  • Todo giraba alrededor del café. Este enriquecía al cultivador y cogedores de café directamente y a la vez estimulaba y sostenía un comercio.
Antonio Arango Gutiérrez: la biografía de un banquero manizaleño (Pedro Felipe Hoyos Körbel)