Fernando-Alonso Ramírez

Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!

Correo: editornoticias@lapatria.com

X (Twitter): @fernalonso

Uno de los grandes misterios de la literatura es la de cómo hacen los autores para plasmar en el papel las ideas que casi todos tenemos en la cabeza. Mientras escribo, como otros libros escritos por afamados contadores de historias, intenta dar algunas pistas de cómo lo hace el autor, no busca ser manual para los demás. Solo se plasman las experiencias de Stephen King y él espera aportarle algo de lo allí contado a quien le interese. Y si algo toma un futuro escritor de esas páginas, pues bien por él.

Esta obra muestra a este narrador de historias turbulentas muy leídas, pero aún más vistas en el cine, en la desnudez del proceso creativo y aporta a desmitificar los clichés que se han construido alrededor de la profesión de autor. Esa, en la que se cree que hay un lugar de privilegio, un escenario ideal para la escritura o un golpe de suerte llamada inspiración.

Lo que ratifica este libro, como ya lo han dicho otros como Vargas Llosa, Murakami, por citar solo dos, el logro de ver los libros terminados y encontrar lectores para ellos tiene más que ver con el trabajo constante. El proceso creativo se da mientras laboras como sea y donde sea.

Basta con saber que la muy famosa película Carrie antes fue el primer éxito de Stephen King y que la escribió en un remolque en el que vivía. Por supuesto que la fama y el dinero ya han permitido lugares más cómodos al superventas, pero nos quiere dar ese consejo que repiten muchos otros en este oficio: si crees ser escritor, escribe. No existe otra manera de saber si lo puedes lograr. Ah, y leer mucho, por supuesto.

Otra idea que plantea el veterano escritor es que escritura es también una terapia. En su caso, fue atropellado por una camioneta y estuvo muy cerca de la muerte. Buena parte de este libro fue construida en el proceso de recuperación. Lo interesante es que King plantea que para completar su rehabilitación fue importante el volver a escribir. Esta reedición más de 20 años después sigue siendo teniendo consejos muy convenientes.

Los jóvenes encontrarán buenas referencias en esta obra, seguro se identificarán con varios momentos de la vida contados por este escritor y sobre todo gustarán de que es una obra corta, "porque a la mayoría de los libros sobre la escritura les sobra paja y tonterías", según King. A mí me gustó mucho que él reconozca que lo escritores tienen que cuidar mucho más la forma, algo que muchos han delegado en los correctores hasta la displicencia. Yo sé de lo que hablo.

Soy de los que creemos, como el mismo autor de este libro, que ser un escritor de la industria y vender muchos libros no demerita la obra, ese es un sambenito puesto por cierta intelectualidad soberbia, que opina que la buena literatura solo es posible al margen de las grandes marcas, pero ese es tema para otra columna. Por ahora #HablemosDeLibros y sean valientes: anímense a escribir.

 

Subrayados

* Escribir es una labor solitaria y conviene tener a alguien que crea en ti.

* La primera impresión del autor sobre el personaje suele ser tan errónea como la del lector.

* Los libros son la magia más portátil que existe.

* Una gramática defectuosa genera frases defectuosas.

* Escribir es seducir. La seducción tiene mucho que ver con hablar con gracia.

* Me parece increíble que haya gente que lea poquísimo, pero escriba y pretenda gustar a los demás.

Stephen-King-Mientras-escribo