Como ando metida en el mundo digital, días atrás un amigo me buscó para presentarme una solución de accesibilidad para sitios web. Así fue como conocí a Eric, un argentino que sufrió hace más de 20 años un accidente que lo dejó cuadripléjico. Él capitalizó este infortunio, para trabajar en pro de la población discapacitada, es miembro de la Asociación Internacional de Profesionales de Accesibilidad (IAAP) y ha sido activista del tema a nivel global, pero especialmente en Israel, país donde reside (para su fortuna), pues es uno de los más desarrollados. La conversación con Eric me llevó a escribir esta columna y a preguntarme cómo estamos en Colombia. Claramente en el tema web está todo por hacerse, pero la accesibilidad aplica a todos los entornos, tanto virtuales como físicos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay 1.500 millones de personas con discapacidad, lo que representa casi el 20% de la población mundial. De estas el 80% vive en países de ingresos bajos o medios.
La discapacidad es de diferentes tipos: física, sensorial, intelectual o mental (incluye a los adultos mayores) y afecta diferentes aspectos de la vida de una persona: movilidad, comunicación, participación en la sociedad y empleo.
Los países más desarrollados tienen marcos legales sólidos que garantizan: accesibilidad física (requisitos para edificios, transporte y otros entornos físicos); accesibilidad comunicativa (garantiza la información y la comunicación para personas con discapacidad); accesibilidad en el empleo, educación y en la salud. La Resolución WHA74.8 de la Asamblea Mundial de la Salud insta a los estados miembros a que garanticen que las personas con discapacidad reciban servicios de salud eficaces. 
Por otra parte están las políticas públicas que fomentan la sensibilización sobre la accesibilidad, así como el apoyo financiero y técnico para su desarrollo, y la colaboración entre diferentes actores. 
En Colombia desde el 2009 existe la Ley 1346, por medio de la cual se aprobó la “Convención sobre los Derechos de las personas con Discapacidad”, adoptada por la Asamblea General de la Naciones Unidas el 13 de diciembre de 2006; y se han realizado avances importantes, pero según la Organización Mundial de la Salud, solo el 15% de las calles y avenidas de Colombia son accesibles para personas con discapacidad. Además, el 70% de los edificios públicos no cumplen con los estándares;  y seguramente no hay multas de peso como en Israel, donde incumplir la adaptación de lugares físicos cuesta U$20.000.
El Plan Nacional de Accesibilidad incluye una serie de medidas, como la construcción de nuevas infraestructuras accesibles, la adaptación de las existentes y la sensibilización de la población sobre la importancia de la accesibilidad. Eric me contó que en Israel en los espacios demarcados para discapacitados, decidieron probar con fotos de esta población, de esta manera los espacios fueron respetados. 
Cabe resaltar que en Colombia 4.0, uno de los eventos de tecnología más grandes del país (que terminó ayer), la mayoría de las charlas tenían intérprete de señas. Además desde MINTIC existen los programas Centro de Relevo, para comunicación con personas sordas y ConverTIC, para acercar a la población con discapacidad visual al uso de los dispositivos e Internet, en hora buena. 
La accesibilidad es un derecho humano fundamental y la inclusión de las personas con discapacidad es clave para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Es un reto que requiere la colaboración de diferentes actores: gobiernos, empresas, organizaciones de la sociedad civil y personas con discapacidad; y que además impacta no al discapacitado, sino a su núcleo familiar. ¡Mucho por hacer en la materia!