Hace una semana culminó la edición 55 del Festival Internacional de Teatro de Manizales (FITM). Desde mis últimos años de colegio, es mi semana esperada con ansias (a mí no me gusta la Feria de Manizales), extraño los coloridos y carnavalescos desfiles inaugurales que con bombos y platillos daban cuenta de su inicio, los conciertos de cierre en la Plaza de Bolívar y en otros escenarios. Tristemente, por temas de presupuesto, cada vez se han ido reduciendo las actividades.
La fiesta del teatro es anhelada por muchos, que como yo, se sumergen en el drama, la comedia, la danza y la música durante una semana. Salimos de nuestras realidades y viajamos a los mundos donde las compañías teatrales nos transportan, reflexionamos acerca del contexto y miramos hacia adentro.
El FITM es el festival más antiguo de Latinoamérica, nace en 1968 y después de tres ediciones se suspende por diez años. Hoy es patrimonio cultural de la nación y goza de reconocimiento mundial. Desde hace 5 años, en su marco, se lleva a cabo el Congreso Iberoamericano de Teatro. Desde hace 3, promueve el teatro infantil. En el 2022 tuvo más de 25.000 espectadores y generó aproximadamente 400 empleos (directos e indirectos). La nota innovadora de este año por iniciativa de Sancho BBDO y con el apoyo de Teatro Petra, fue Teatro Terapia, donde personas de todo el país pudieron hacer sus obras por Whatsapp.  Pero pese a todas estas cosas buenas, cada vez se hace más difícil la consecución de recursos, como siempre, la cultura de ponchera. 
Cabe agradecer a todas las entidades públicas y privadas aliadas, que aportan a su realización en especie o en dinero. El Ministerio de Cultura y Comfama de Medellín (desde hace 6 años), han sido  patrocinadores fundamentales, sin ellos, tal vez el festival ya hubiera naufragado, pues al ser ‘internacional’ sus costos son elevados, y de manera natural, muchos son en moneda extranjera. 
Esta columna es un reconocimiento para exaltar la labor de quienes lo hacen posible: Octavio Arbeláez Tobón su director artístico (hablar del FITM, es hablar de Octavio), quien va por el mundo, de su propio bolsillo, haciendo curaduría de las obras, para traernos lo mejor. A la junta directiva, en cabeza de Elvira Escobar. A su directora ejecutiva, Mariangela Mendoza y a todos los que persisten en la titánica labor de sostenerlo. Mariana Villegas, miembro de la junta me dijo: “Vivimos de la felicidad de ver las salas llenas y las caras felices de la gente, eso nos mantiene”. La pregunta es: ¿Hasta cuándo?. Ellos trabajan un año para darnos a los manizaleños una semana de felicidad, somos muy afortunados. Y hablando de alegría, vale la pena felicitar a la Banda Municipal de Manizales por su excelente y compenetrada presentación en el cierre de esta edición, junto con Pistacatro de Galicia en Orquesta de Malabares.
El llamado al Alcalde electo Jorge Eduardo Rojas, es para que se comprometa en su administración a pagar la deuda de $160 millones que desde el 2019, tiene el Instituto de Cultura y Turismo con el FITM y que ni con orden de pago de juez desde abril de 2023, han logrado desembolsar. Es hora de que la Alcaldía se reivindique con la cultura, ya que las últimas administraciones han sido nefastas. También la invitación es  para que el gobernador electo, Henry Gutierrez; disponga de presupuestos generosos para este ícono cultural de Manizales. 
Gracias Octavio y equipo por estos 55 años de buen teatro. ¡Larga vida al FITM!

No puedo dejar de expresar en este espacio mi sentimiento de gratitud para con “mi jefe” durante 25 años. Él sacó lo mejor de mí y me dio alas. Hoy siento propio el dolor de mis excompañeros de LA PATRIA y el de la familia Restrepo. A cada uno de ellos mi abrazo solidario.