Salieron los resultados de la Encuesta de Percepción de Manizales Cómo Vamos sobre el alcalde Carlos Mario Marín y su favorabilidad. Son resultados más ajustados a la realidad que he visto en años.
Son los frutos que recoge esta opción de poder que terminó en obra negra. Solitaria, después de tener todas las manos tendidas; dando vueltas en su propio nepotismo y amiguismo, después de haber tenido la legitimidad popular de construir algo diferente; ahogada en su ineficiencia y su inacción, después de no aceptar que esto era de reconstruir instituciones y no de repartirle a otros, los suyos; fantasiosa, después de quedar enredada en los desvaríos de su monólogo.
Sus aliados Lizcano y Juana Carolina Londoño salen sin ser tocados por su desgracia. El primero parece cada vez más intocable, con acceso directo al Gobierno Nacional, y la segunda se hace pasar por refrescante. Ambos saciados de poder con los cuatro años de su verdadero pupilo, el gobernador Luis Carlos Velásquez. Carlos Mario se puso a jugar con candela y salió quemado, como todos los que han creído poder hacer equilibrio con este lizcano-sierrismo que gobernó en cuerpo propio Manizales, varios años, hasta que decidió camuflarse.
Lo peor es que Marín terminó resucitando las pesadillas del pasado. El yepismo habla como si fuera el pilar de la moderación y la decencia. Hasta el partido Liberal volvió a ser una opción viable, aún con órdenes de captura pendientes por el robo de Las Marionetas, la red criminal más grande de Caldas en este siglo.
Obviamente nada se compara con este histórico 30% de favorabilidad de Marín. Sobre todo porque no logró ser popular en una región en la que hasta el exalcalde Juan Manuel Llano  y el exgobernador Mario Aristizábal alcanzaron favorabilidades de más del 80% en otras encuestas de ese entonces.
Esta es la obra maestra de Carlos Mario Marín. Ahora nos llega otra campaña, parecida a la de hace cuatro años, en la que todas las candidaturas saldrán a decirnos que están en contra del alcalde. En la elección pasada el voto en blanco fue el tercero más votado, alcanzó casi la mitad del candidato Mesa (también mencionado en Las Marionetas), quien quedó de segundo. ¿Será que sube?
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Hace uno días, en Twitter, vi una idea que lanzó, Óscar Giraldo, fundador de la reconocida empresa Playvox, de Manizales. Habló de pensar una tecnología de inteligencia artificial (IA) que analice el grado de corrupción de un político. De acuerdo a las acciones que el funcionario tome en transparencia e integridad, evaluar su desempeño, generar un puntaje y ofrecer recomendaciones.
Estas propuestas se celebran, más si vienen de quien viene, un empresario que por su trayectoria parece saber de lo que habla. Ahora bien, hay que recordar que en Colombia han sido muchas las ideas para aplicar tecnología a la lucha contra la corrupción. Todas ellas tienen un riesgo de populismo tecnológico: mucha fe en el resultado de la tecnología pero poco cuidado con los vacíos y dilemas de su desarrollo. Han sido ideas que, como se suele decir, se montan sin ensillarlas.
Sabemos que una IA aprende a partir de una base de datos grande, en tiempo real, de fácil acceso. Solo teniendo el conocimiento que le brinda esa información es posible hacerse inteligente. En otras palabras, sin datos no hay inteligencia. Y ahí arranca el problema.
Vamos con un ejemplo. Uno de las variables que permite definir la integridad de un funcionario público, según varios instrumentos internacionales de política, es revisar el incremento injustificado de su patrimonio durante su permanencia en el cargo. Por eso, con la Ley 2013 de 2019 Colombia obligó a que los funcionarios publicaran la declaración de renta que presentan ante la DIAN cada año.
Y aquí viene lo delicado de la situación en la que estamos. La Corporación Cívica de Caldas le mostró a la Procuraduría y a la Personería que ni el gobernador de Caldas ni el alcalde de Manizales publican esta declaración desde el año 2020. Es más, una búsqueda rápida de este columnista, encontró que ninguno de los secretarios de la Gobernación ha publicado la declaración del año pasado. Las entidades de control no hacen nada, como si no fuera con ellas.
Quizás antes de lo artificial, necesitamos primero la inteligencia más sencilla.