A la representante Juana Carolina Londoño le suele ir bien en política. Siempre le va al caballo ganador, sencillo. Su estilo es silencioso. Aprovecha que lo suyo no es la plaza pública ni los micrófonos, sino más bien situarse en las mesas que son, con los interlocutores que son y, sobre todo, con los negocios que son. Porque eso sí, su carrera política avanza siempre rodeada del aura que van dejando las empresas suyas y de sus cercanos.
Justo son esos negocios los que están provocando su mala hora. La Sección Quinta del Consejo de Estado debe ahora tomar decisiones en dos demandas contra su elección como congresista. Una de ellas, tal y como lo contó este diario el viernes pasado (https://shorturl.at/bsJT4), se refiere a algo de lo cual es muy difícil zafarse: el haber gestionado negocios con entidades del Estado dentro del año anterior a su elección. Es díficil porque es solo comprobar un contrato público, una fecha y una posición comercial en la empresa privada que prestó el servicio. Los demandantes dicen tener las pruebas y será el alto tribunal el que decida.
Ahora bien, la posición comercial sí es un hecho. La congresista creó la empresa Londoño & Montes Asociados S.A.S. en 2019, en la cual fue accionista. Al año siguiente le cambió el nombre a Londoño Jaramillo Asociados S.A.S.. Solo hasta el 14 de julio de 2022, seis días antes de posesionarse en la Cámara de Representante, se estableció la liquidación de la sociedad. Lo que afirman los demandantes del caso es que esta empresa gestionó negocios, al menos hasta mayo de 2022, ante la Central de Inversiones S.A. —CISA— una empresa mixta vinculada al Ministerio de Hacienda.
La persona que estuvo como liquidadora de Londoño Jaramillo Asociados fue María Xiomara Flórez Rodríguez, quien a su vez es también la representante legal de Rea Solar Colombia S.A.. Esta sociedad ofrece servicios vinculados a la energía solar y en ella es socio Mauricio Salazar Sierra, la pareja de la congresista. Flórez podría ser el eslabón deja evidencia cómo los negocios de ambos se encuentran entremezclados.
Mauricio Salazar es un empresario reconocido en diferentes sectores. Hace poco conocimos que sería el nuevo gerente de la campaña a la Gobernación de Luis Roberto Rivas (https://shorturl.at/pqsV6), por lo cual demuestra que tampoco tiene problema en sumarse en esa aura de negocios privados que termina envolviendo la carrera de la congresista Londoño.
Ella ha logrado venderse como una renovación conservadora, en medio de un yepismo anquilosado y de una sierrismo desaparecido. No le ha quedado difícil mostrarse como alternativa ante el liberalismo criminal de Tapasco y Castaño, y ante el uribismo, santismo y petrismo de Mauricio Lizcano. Aunque con este último tiene la habilidad de aliarse y distanciarse en los momentos más oportunos. A decir verdad, la suerte de su carrera ha sido compartir época con ellos. Y bueno, tener el impulso económico dentro de su propio movimiento, aunque ahora sea justo su talón de Aquiles.
Quieren posicionarla como un respiro ante el alcalde Carlos Mario Marín y ante el gobernador Luis Carlos Velásquez, que van cerrando sus periodos en un mar de decepciones. Pero nadie olvida que ella estuvo entre quienes ayudaron a elegirlos. Al punto de que su propio hermano gerenció Inficaldas durante el primer año de gobierno departamental. Al punto de que fue la única precandidata al Congreso a la que le abrieron espacios institucionales para hablar, junto a la primera dama del departamento Camila Castillo, cuando las elecciones de 2022 todavía parecían lejos. (ver su participación acá: https://shorturl.at/svCEW. Y acá: https://shorturl.at/epGRW).
¿Qué tanto financian sus campañas los empresarios que la rodean? En sus labores como congresista y como dirigente de su partido, ¿reportará esos conflictos de interés que levanta esa cantidad de negocios privados que tiene cerca? ¿Los candidatos a los que apoya terminan por gobernar a favor de los empresarios con los que tiene vínculos? Son preguntas a las que siempre deberá estar contestando en este modelo de política con el que avanza.
Pero hay otra cosa que siempre la persigue, estos baches, como los de esta mala hora, en los que la fuerza de los entuertos privados terminan por recordarle que mezclar política y negocios es dejarle servida la ocasión al pecado.