Vamos caminando por este campo largo y tedioso que se llama año electoral. Se extiende por toda la región y se mete en cada semana, mientras nos reunimos, conversamos, nos la pasamos buscando ideas. Por momentos creemos que las soluciones buenas para la región son esas que caen de los árboles, pero pronto nos damos cuenta que suelen ser lugares comunes, prejuicios, repetición de la repetidera, que son efectivas para los votos pero parecen ya desgastadas para afrontar lo urgente.
Entonces, quienes no se conforman siguen caminando por el campo. Aunque se dirigen en distintas direcciones, en realidad parecen observar un mismo punto. Tienen fe de que salga alguna señal de allí, que dé pistas para salir de esto que ya varios en Caldas y Manizales llaman “desesperanza”. Hace pensar en ese cuadro de ‘Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte’, de Seurat: un montón de gente compartiendo el prado, mirando hacia el mismo costado en busca de algo que se nos ha salido del marco.
¿Dónde están las ideas? No en las caídas de los árboles sino en las que están fuera del marco. Un ejemplo.
En la semana en la que se publicó el Índice Departamental de Competitividad, para 2023, también se coló el campo largo y tedioso de las elecciones. Y eso está bien. Este indicador, en el que Caldas volvió a ocupar el mismo séptimo lugar, se ha vuelto cada vez más sugestivo para pensar. Sobre todo porque parece ya un hecho el estancamiento tanto del departamento como de Manizales de no poder avanzar más. ¿Por qué?
Primero, en unos casos le seguimos apostando a las soluciones caídas del árbol que ya se nos han ido desgastando. Seguro nos trajeron buenos frutos pero para este punto en adelante no dan más. El emprendimiento y los negocios son un buen ejemplo. Estamos regular en facilitación de trámites para los negocios. Una lógica en la que podríamos estar incubando negocios con reflexiones muy pobres sobre cómo la institucionalidad los formaliza y registra. ¿Hay propuestas para las elecciones ahí? Seguro, pero serían con otro enfoque. Haría la diferencia el candidato que encuentre cómo hacer que una pisca de innovación pase del emprendimiento a las instituciones. Con todas estas alianzas con Babson College o con MIT, ¿hay espacio para conversar sobre trámites e innovación para las ventanillas? ¿Será que necesitamos ahí ya otros aliados para este pedazo?
Segundo, hay ideas que no caen de los árboles porque son las que nunca vemos. Las buscamos en el mismo punto fuera del marco pero no nos dan señal. El ambiente y las instituciones pública son un ejemplo.
En ambiente no es suficiente colgarse escarapelas verdes para la propaganda –como lo hizo el alcalde de Manizales—. Tampoco es suficiente crearle burocracias —como hizo el gobernador de Caldas con la creación de la reciente Secretaría de Ambiente—.  Haría la diferencia el candidato que mire cómo incrementar las áreas protegidas del departamento y de la ciudad, porque según el indicador estamos muy graves. También el que atienda la emisión de fuentes fijas y móviles de CO2, la proliferación de negocios verdes y la inversión en servicios ambientales. 
El ambiente es la trastienda de nuestra política. Si el Índice de Competitividad suele ser una urgencia en la que apoyan mucho los sectores productivos de la ciudad, quizás es momento de que esta agenda ambiental se tome en serio con los gremios de la producción. O quizás es tiempo de que abramos espacios para que lleguen otros sectores a esa misma conversación. ¿Cómo lo hacemos? ¿Hay propuestas? 
Finalmente, en las instituciones públicas es lo de siempre. Se habla como marca de campaña sobre transparencia, eficiencia, ahorro en el gasto, pero nunca como estrategia. Muchas veces porque seguimos sin querer ver que eso requiere inversión, control, innovación y, sobre todo, como lo vimos con el catastro multipropósito o con la plusvalía urbana, incomodarnos. Según el indicador, en Caldas vamos mal en recaudo y autonomía fiscal. Estamos rezagándonos en el índice de gobierno digital para la sociedad (transparencia digital). Bajamos seis puntos frente a la medición de 2021. Tampoco vamos bien en la transparencia en regalías ni en el uso de Secop II. 
Ideas hay. Siempre sirve ver que han hecho otras regiones, otros países. Sirve revisar las recomendaciones de organizaciones expertas. Lo que pasa es que hay que dudar un poco de las ideas más repetidas y traer las nuevas que nos ha costado reconocer.