Que los candidatos no nos quieran descrestar con las obras que desean hacer. Mejor que nos digan cómo las van a hacer. Ya no más puentes al ojímetro ni vías a la carta. Ya no más cálculos de cafetín ni cuentas de guachafita. 
Mejor que nos digan cómo van a planear y madurar los proyectos, cómo van a garantizar la llegada de buenos oferentes, cómo van a lograr que el contrato de la obra quede en las mejores manos, cómo van a supervisar que el constructor cumpla con las obligaciones. Hoy, esas son las verdaderas propuestas. Sería el único cambio real en infraestructura, una verdadera transformación. Lo demás, repasarnos un inventario de obras, es lo de siempre.
Esta semana que pasó, la Corporación Cívica de Caldas —organización de cuya junta directiva hago parte— mostró que de los cinco proyectos estratégicos de la Gobernación de Caldas solo uno había sido terminado (https://shorturl.at/BGHOQ). Entre ellas está la obra de acceso para el Aeropuerto del Café, que lleva un 2% de avance después de un año de su firma. También se ven ahí otras obras viales con prórrogas y adiciones. El caso de la entrada a Salamina, aunque se terminó, llegó a tener cuatro adiciones y cinco prórrogas.
El 23 de julio, el Centro de Observación para la Infraestructura de Caldas —COIC— ya había publicado otra alerta sobre el convenio firmado con Invías en 2021 (https://shorturl.at/DOU49). Las Vías del Renacimiento (o Vías del Hermanamiento), para conexión del oriente de Caldas con Antioquia, apenas estaban en publicación de pliegos para iniciar la licitación. El puente La María - Aguadas no tenía nada publicado. La vía La Manuela - Aerocafé está en estructuración ambiental y predial. La vía Manizales - Mariquita no tiene todavía diseños finales.
¿Qué vamos a hacer con esa cantidad de modificaciones a los contratos que encarecen y atrasan? ¿Qué hacemos con la lentitud para madurar proyectos? Pareciera que necesitamos equipos multidisciplinarios, que trabajen con un enfoque y una especialidad en gestión de proyectos. ¿Alguien ya propuso algo que nos acerque a eso?
A todo esto se sumó la denuncia que hicieron los diputados Camilo Gaviria y Mauricio Londoño. Mostraron que esas Vías de Hermanamiento habían quedado en manos de empresas vinculadas al corrupto serial Emilio Tapia y al entramado de ilegalidad de Centros Poblados. 
Esa es una situación que es posible no poder controlar tan fácil en una licitación que llegan empresas de cualquier lado, gracias al Secop II. También con unos pliegos tipo que ya no se pueden cambiar ni blindar al gusto propio. Pero eso no exime de responsabilidad al gobernante. Ahora quizás deba preocuparse menos por la falta de convocatoria o por la manipulación de pliegos, pero sí tiene que hacer estudios de mercado más sólidos, para que lleguen los más ideales, y hacer procesos de evaluación más rigurosos, para detectar los riesgos rápido. ¿Alguien ya propuso cómo hacerlo?
Todas las obras fueron ideas del gobernador Luis Carlos Velásquez, algunas secundadas por sectores sociales y gremiales que vienen pensándolas hace años. Puede que sean ideas todas muy buenas, muy urgentes, pero al final eso bueno y urgente está muriendo en su mal desarrollo. Es el qué muriendo en el cómo.
En julio de 2020, el gobernador celebraba la aprobación de su Plan de Desarrollo como la oportunidad de un ‘Plan Marshal’l en obra pública que nos rescatara de la economía paralizada por la pandemia. En ese momento, en esta columna publicamos una opinión que llamamos ‘El Plan Marshall de adiciones’. Decíamos entonces que “es un plan que corre el riesgo de dejar más crisis. Si no se ajusta al Estado desde adentro. Si no se pone bajo examen la falta de planeación con la que a veces ejecutan los recursos y la cantidad de adiciones en los proyectos con las que terminan gastando de más” (https://shorturl.at/cdoY8). 
Hoy estamos escribiendo lo mismo. Y esto no es anticipación mágica, es solo que nadie ha hecho nada con el cómo.

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Entre bambalinas: Si no cambió el que prometió el cambio, nos venderán la idea de volver al que nunca cambia porque ni cambiar promete. Esa es una desazón que nos deja el primer año del gobierno Petro y la recta final de gobiernos regionales como el de Carlos Mario Marín en Manizales y el de Luis Carlos Velásquez en Caldas. Nos van a hacer creer que no cambiar ni prometerlo es coherencia, pero es solo cinismo.