La política del arrime y arrume. Uno sobre el otro. Hágale que no importa. Súmese que en esta ganamos. A lo pasado, pasado. Ahora podemos ser uno. Pues mientras tanto, ¿o qué? Nos juntamos por esta vez y algo le sale a cada uno. Chito que nadie se acuerda. Nos dieron papaya y la vamos partir juntos. Hasta eso nos repartimos, la papaya.
La semana pasada, el partido Liberal de Caldas le entregó su apoyo a los candidatos Jorge Eduardo Rojas, para la alcaldía de Manizales, y a Luis Roberto Rivas, para la Gobernación de Caldas. Era obvio, son los más opcionados al poder. Los mejores candidatos para que el partido Liberal se les cuelgue en su peor momento.
Léase bien, el directorio de Mario Castaño, el de Caldas. El que nos dejó medio departamento entre los expedientes de corrupción de Las Marionetas y hasta le alcanzó para empantanar otras regiones. Siempre con esta forma tan nuestra de hacer política a la que solo le falta el sello de “origen Caldas”.
En medio del arrime y el arrume, al mismo representante Octavio Cardona, liberal y castañista, se le olvidó todo lo que criticó a los que él mismo llamaba “gobierno de los azucenos”, del blancaje, de los oligarcas. Él sabe que los dos exalcaldes a los que hoy se suma eran parte de esos. Tratar al otro como rico indeseable, muchos lo veían como resentimiento del Cardona que venía de abajo, pero al final está quedando como lo que fue: apenas un eslogan superficial que alcanzó a ser vendedor en lo social y asustador en lo gremial, pero que solo se dijo en su momento para acomodar la llegada al poder local del liberalismo y sus estilos.
No convence que la excusa para salir de los malos gobiernos de Carlos Mario Marín y de Luis Carlos Velásquez sea revivir al partido Liberal en Caldas. El electorado lo venía castigando desde hace cuatro años, cuando esos dos políticos inexpertos los doblaron en votos. Es que, aceptémoslo, fue en Caldas y Manizales donde desde entonces ya le veíamos el ruedo del pantalón a Las Marionetas. Pero es en Caldas, cómo no, donde les vamos a dar nuevo vuelo.
Está muy bien decir que la ciudad y el departamento están en una crisis profunda. Es un hecho. Pero no parece suficiente para que nos arrumen todo el pasado de una, en un 2x1, en un 3x1. Tres exalcaldes con cara de uno. Quizás se convenzan los que crean que los problemas de la región empiezan y terminan con Marín y Velásquez. Pero no convence a quienes creemos que acá hay varias crisis de región que se vienen cocinando desde atrás: la corrupción, el medio ambiente, el espacio público, la movilidad. Y ese “atrás” son todos ellos, juntos. Así se hayan ido de peleas alguna vez.
Esta es, al final, la mayor creación de Carlos Mario Marín, de su representante primo y de sus amigos. Pensaron que se podía jugar con una alternativa de poder y ahora nos dejan todos los pasados en pie y unidos. Carlos Mario es la papaya partida y repartida. Hace cuatro años ellos también tuvieron la excusa para ponerse a revivir muertos, como a Lizcano y a Juana Carolina, y vea. Hasta Luis Roberto y varios de quienes lo acompañan hoy participaron de ese arrime y arrume en 2019.
Hacía pocos días que Rojas y Rivas habían recibido la bendición del partido Conservador de la demandada Juana Carolina y del Centro Democrático del imputado Óscar Iván Zuluaga. Bastaba con uno, ¿no? Es como si estuvieran coleccionando avales, como si los fueran arrumando en una repisita para ver cuál se ponen en la solapa qué día. ¿Qué necesidad?
Los dos candidatos resaltaron que siempre fueron súper conservadores. Es posible, aunque lo dijeran ahora después de su más reciente santismo. Seguro que hicieron algún sondeo que les confirmó que viene en la opinión una valorización de la derecha, sobre todo por el desprestigio del gobierno de Petro y de todas las alternatividades regionales. Entonces se acordaron de ser conservadores.
El arrime y el arrume nace de preferir el pasado ya conocido, en lugar de vivir otro fracaso con cualquier alternativa. Eso es solo infundirle cinismo a la desesperanza. 
Aceptar de entrada que es malo el conocido, no es vencer los males sino apenas sobrellevarlos.