En estos tiempos donde los seres humanos nos hemos vuelto tan indiferentes y la sociedad nos ha convertido en personas individualistas y ajenas a la realidad, es importante recordar que nuestro propósito en el mundo es servir. Para retomar el concepto de vivir en comunidad debemos aprender a compartir, a trabajar por nuestro entorno y a hacer propios los problemas de las personas menos favorecidas para ayudar a solucionarlos.
Recuerdo hace unos años cuando visité con mis padres a una familia de muy escasos recursos en una finca en la zona rural de Samaná, Caldas. Decidimos llevar algo de mercado para compartir, pero nos sorprendimos cuando a la llegada nos encontramos con un manjar que ni el mejor restaurante hubiera podido ofrecer: La familia nos preparó sus mejores gallinas y compartieron con nosotros lo mejor que tenían. Ese día nada de lo que llevamos habría compensado lo que nos ofrecieron. Y aquella fue una de las enseñanzas más grandes de mi vida: No debes tener mucho para dar, ni esperar a que te sobre para compartir.
Tenemos tantas realidades difíciles en nuestro país como la pobreza, la desigualdad, el hambre, la falta de educación o las deficiencias en salud. Sin embargo, como comunidad podemos aportar a su solución. No permitamos que estas necesidades se nos conviertan en un simple paisaje con las cuales aprendamos a convivir.
Estamos en el momento perfecto para tomar conciencia de que si cada uno pone un granito de arena podremos tener un país mejor. Solo se trata de compartir lo mucho o poco que tenemos. Y quiero hacer énfasis en que ayudar o compartir no solo hace referencia al dinero. Hay muchas formas de ayudar, por ejemplo, puedes dar tu tiempo, puedes donar sangre o puedes donar ropa o calzado.
Ojalá todos tuviéramos la grandeza de aquella familia en Samaná. Ojalá los seres humanos no esperáramos a que algo nos sobre para poder compartirlo con los demás. Debemos cambiar el chip y entender que los problemas de los demás también tiene que ser mis problemas y que no somos seres aislados en el mundo. Por algo tenemos que vivir en comunidad y esa es la misión que debemos emprender todos de ahora en adelante. No pienses solo en ti, hay muchas personas afuera que no tienen las comodidades que tú tienes, empieza a aportar ese granito de arena y estoy segura de que con aporte de cada uno podemos mejorar enormemente la vida de muchas personas que nos necesitan.
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