UNO: la decisión de la Sección de Revisión del Tribunal para la Paz - SRT, que hace parte de la Jurisdicción Especial para la Paz - JEP, en el sentido de no autorizar la extradición de Jesús Santrich, causó un terremoto institucional y político. La decisión fue impecable desde el punto de vista jurídico, el cual valga decirlo es el único que hay que escrutar. En una larga providencia de 148 páginas, los tres magistrados de esta sección que aprobaron la decisión sustentaron su fallo desde todas las dimensiones involucradas. El texto aborda los elementos constitucionales, penales, probatorios y de Derecho Internacional que cruzan el caso. Sin duda fue un fallo en Derecho. ¿Dónde está el problema? en que el ambiente que ha rodeado este evento ha estado tremendamente contaminado y los intereses alrededor del mismo pretenden sepultar la aplicación transparente de la ley. El Derecho es una disciplina que contiene dos dimensiones: por un lado afecta la vida cotidiana de las personas y las sociedades, por el otro lado requiere de la intervención de profesionales especializados, quienes deben aplicar principios y normas con autonomía y honestidad para dirimir los casos puestos a su consideración. Así como un cirujano sabe cómo opera, el juez produce su fallo con un conocimiento refinado y para el cual se ha preparado con toda una vida de estudio. Tengo la certeza que así fue en esta decisión de la SRT de la JEP. En últimas, sin una prueba sólida de la fecha de la ocurrencia del posible delito no podían autorizar la extradición de Santrich, y esta prueba no llegó. La prueba es parte neural de un proceso judicial, es en últimas una garantía contra la arbitrariedad y el abuso. Que unas horas después del fallo de la JEP haya aparecido un video que adiciona elementos de juicio de peso en este caso y que eventualmente podría modificar el sentido de la decisión es otro tema y con seguridad hay maneras para que el video sea considerado. Pero en cuanto a la decisión de la JEP en nada afecta su apego al derecho y la legalidad. En todo esto mucho tiene que explicar el exfiscal Néstor Humberto Martínez, quien nunca debió haber sido fiscal.
DOS: el informe del New York Times - NYT sobre las directrices operacionales emitidas desde la comandancia del Ejército Nacional, las cuales sin duda tienen el aval del Ministro, levantó una polvareda por el evidente tufo que tienen estas orientaciones de prácticas criminales ejecutadas por el Ejército hace algo más de una década y conocidas como los Falsos Positivos. Sin duda, las instrucciones reveladas por NYT no dicen de manera explícita que se cometan delitos, pero su lectura en contexto revela el resurgir de un desdén y descuido por la rigurosa observancia de protocolos en la operación militar destinados a resguardar la vida y la integridad de los civiles, así como por una juiciosa aplicación del Derecho Internacional Humanitario.
TRES: Ojalá podamos sacar lecciones del percance de salud sufrido por el senador José Obdulio Gaviria, quien tuvo un síncope cardíaco en el Congreso. Quien primero acudió en su auxilio fue el también senador por el partido Farc Carlos Antonio Losada, practicándole un masaje cardíaco que con seguridad fue fundamental para conservar su vida. Luego llegó el senador Roy Barreras, médico de profesión, para ponerse al pie del paciente y velar por su salud. Barreras es defensor de primera línea del acuerdo de paz y opositor político del Centro Democrático, el partido de José Obdulio. No hacen falta explicaciones.
Primera ÑAPA: a propósito de la salida de la revista Semana del columnista Daniel Coronell, muchos podemos decir como los personajes del Chapulín Colorado: ¿y ahora quién podrá defendernos? No gratis Coronell llegó a ser el columnista más leído del país. Por el bien de todos espero que siga escribiendo y muchos podamos leerlo.
Segunda ÑAPA: la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia ordenó el paso del proceso penal por narcotráfico de Jesús Santrich desde la Fiscalía a la misma Corte Suprema. Esto fundamentado en un fallo del Consejo de Estado sobre fuero parlamentario. Simple y llanamente una aplicación del Estado de Derecho. ¿Y quién no defiende el Estado de Derecho? Sin este no hay civilización.
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