Martha Luz Páez Cala * marthapaez315@yahoo.es

Crisis significa peligro, pero también oportunidad. Se constituyen en excelente posibilidad para revisar a fondo una situación, realizar ajustes necesarios y salir fortalecido. A esta capacidad humana para superar la adversidad, aprender de la experiencia y vivir en forma positiva, a pesar de las dificultades, se le denomina resiliencia.

Esta cualidad resiliente no es innata, debe promoverse desde la niñez para que menores, jóvenes, adultos, familias y grupos sociales la desarrollen como prevención. Surge cuando se tiene una actitud positiva hacia la vida, cuando la persona se valora a sí misma y confía en sus propios recursos para afrontar los cambios y resolver las dificultades.

Para desarrollar esta habilidad, los menores requieren de un buen vínculo familiar y con el entorno. Necesitan solidaridad, apoyo y valoración, sin maltrato maltrato físico, verbal, psicológico, sexual o por negligencia del cuidador. Proteger la infancia y las relaciones interpersonales es tarea de todos, si deseamos consolidar un ambiente de ciudadanía responsable, ética y comprometida con el bien común.

El medio social debe favorecer que los menores desarrollen muy buena autoestima, respeto por si mismo, autonomía, confianza en sus cuidadores y buenas relaciones interpersonales. Optimismo y buen sentido del humor, también son relevantes.

Los adultos requieren además reconciliarse con el pasado, sanar las heridas, tener una actitud positiva y optimista. Dejar a un lado la crítica, respetar la condición humana de otros. Ser consciente de que la felicidad no es una lotería, cada uno la construye.

El éxito no radica en vencer siempre, sino en no darse por vencido nunca.

* Docente de la Universidad de Manizales.