Mario César Otálvaro
@macotal
En la administración moderna se conoce como ‘Principio de Peter’ cuando una persona a mayor responsabilidad alcanza un alto nivel de incompetencia.
Cuando Hubert Bodhert llegó a Manizales sacó al Once Caldas del descenso frente a las llamas del infierno, y todos los reflectores apuntaron hacia quien emergía como redentor.
Tomó el equipo después del monumental fracaso de Maturana, convirtiéndose en personaje, tanto fue así que afiches con su imagen promocionaban las actividades del club.
Romance ideal, su golpe de suerte lo hizo ver como la nueva sangre de la estrategia nacional -sonó hasta para la selección- y de hecho, ese primer año fue de muchas alegrías.
Tuvo un plantel liderado por Diego Arias con cuerpo en cancha, juicio en las variantes, asesoría oportuna, fuerte en casa, y conectado con el público y su entorno.
Disputó una Copa Betplay a la que apostó sus monedas, y la perdió ante un debilitado Nacional, siendo el principio del fin porque a partir de ahí se vino en picada.
Finalizando ese 2018 clasificó pese a que tozudamente utilizó suplentes que hicieron un punto de 12, sin meter mano cuando la lógica invitaba a replantear.
Las críticas lo incomodaron, no fue el mismo, seleccionó sus contertulios, afectó su sencillez, y se las creyó con justificaciones iterativas en su discurso.
En cuartos lo sacó Rionegro -octavo en avanzar- y empezó el calvario. Le dieron autonomía -para el Presidente fue su estandarte- y arrancaron los desaciertos.
Se deshizo de quienes le aportaban, escogió mal sus refuerzos -casi 40 jugadores en 3 años- y en 2019 coleccionó fracasos en ambas ligas, suramericana y Copa.
Lo mantuvieron sin méritos, y la historia fue idéntica -o peor- fútbol repetido, sin variantes, con fallos inentendibles en los cambios y en la escogencia de la titular.
Cual castillo de naipes asistimos a la autodestrucción de Once Caldas tras los triunfos sobre Millonarios y Nacional, conscientes de lo que iba a pasar, y sucedió.
Envigado lo goleó y lo dejó por fuera de la Copa, y en el campeonato quedó sin chance a falta de 2 jornadas, sin poner siquiera al equipo en el top-10 de la Liga.
De nuevo resignación en espera de la liguilla, y en la primera función Millonarios le asestó un 5-2, en cita a la que faltó el colectivo, en una presentación indigna y vergonzosa.
Lejos de hacer drama -a cualquiera lo golean en una mala tarde- en este caso supone el colofón a la labor de un hombre que hace tiempo perdió los papeles.
Lo de El Campín ofrece interrogantes en torno a la paz en el vestuario, la calidad del trabajo -la defensa es un caos- la motivación del grupo, y la verdadera condición como
estratega del entrenador, y sus lecturas del juego.
Casa Blanca OC, un portal con comentarios de Once Caldas, realizó una encuesta en la que votaron cerca de 4 mil aficionados, con un contundente 82% que rechaza su presencia.
O sea, capítulo a punto de cerrarse con mucha pena y nada de gloria tras malgastar 3 temporadas en un país donde los técnicos no duran, desaprovechando una plaza complaciente y un club serio, sin dejar nada, ni estructura, ni equipo, ni jugadores.
Hasta la próxima...
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