En un ambiente iluso e incierto se mueve la política colombiana. Contrasta con la gravedad que se cierne sobre la vida nacional. El ambiente electoral parece desconocer las amenazas que viene anunciando la crisis petrolera, la extorsión de una reforma tributaria mortal que durante este año y ya en forma acelerada está haciendo estragos.
Así lo advierten los industriales y los comerciantes, en sus reuniones anuales y en sus entrevistas diarias.
Los informes frecuentes del DANE donde se retrata la vida económica, antes esperados con satisfacción, ahora son motivo de angustia creciente. Los balances de las empresas productoras de bienes y servicios, están siendo escritos con tinta roja, señal de un deterioro en marcha. Los consumidores, por el ahorro que hacen para prevenirse de lo peor, suspenden sus compras o sus consumos, ayudando así a la devaluación nacional. Igualmente afectan la producción, aquellos que han perdido su trabajo, acentuando la recesión que está a la vuelta de la esquina. Lo peor que le puede pasar a un país.
Quizás el campo y sus productos sean una excepción. El café campea en este mundo agrícola, por los buenos precios de sus frutos en el exterior y por el gran empleo que requiere para su producción. Sin embargo requiere algunos ajustes. Por ejemplo, rejuvenecer sus cafetales y cambios genéticos para una producción, por hectárea mayor. Logros como estos, se convierten en utilidades para los productores, anhelo del excelente gerente de la Federación.
Es posible que las flores y los bananeros también puedan sostener los puestos de trabajo. Una ventaja es que su clientela está en el exterior, siempre demandando. Los demás productores tienen que afrontar el dicho: exportar o morir.
El país ya entró de lleno en la batalla para elegir nuevo presidente. Salen candidatos de todos los rincones. De estos no más de tres o cuatro tienen opción. La multitud restante no sirve sino para hacer bulla. Las babosadas con que se expresan, no producen más que desprecio y risa.
A dos grandes y serios postulantes, Zuluaga y Ramos, del Centro Democrático, la justicia los sacó del ring. Sobresale otro grande, Vargas Lleras, que viene preparándose para la Presidencia desde niño, en las rodillas de su abuelo, el presidente Lleras Restrepo. El actual presidente lo catapultó como vicepresidente encargado de inaugurar todas las obras públicas, terminadas o por terminar de los dos períodos de Santos. Su verbo al inaugurarlas sonaba como si fuera el autor de todo. Esto le ha ganado indudablemente seguidores. Su mal genio, su aspereza en el hablar y en el obrar, le restan adeptos, peor si necesita aliarse con otros partidos. Para el muy difícil de encontrar.
El gran elector indudablemente es el que decida Uribe. Lo dicen las encuestas, y los analistas. Se inicia con cuatro o cinco millones de votos de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Norte del Valle y otros centros regados, incluyendo Bogotá.
Sin embargo y por las dudas, Uribe busca alianzas. Los más allegados son los conservadores, hoy bajo la bendición de su patriarca Pastrana, amigo íntimo de Uribe. Los conservadores han estado divididos. Un porcentaje grande, son las bases del partido, bajo la dirección de Marta Lucía Ramírez, excandidata presidencial, con más de dos millones de votos. De experiencia en los gajes del gobierno. Fue con éxito ministra de Defensa en presidencia de Uribe, con el cual desde entonces ha cultivado una buena amistad.
El otro grupo conservador es el de los ancianos, al mando de Hernán Andrade, pero también hoy fuera del ring por líos judiciales.
Así las cosas se le despejan a Uribe. Y Marta Lucía también hace moñona, viuda de dos contrincantes.
Algunos comentarios sobre la recua que queda. Hay que tener el ojo abierto con Petro, de nefasta memoria por su paso en la Alcaldía de Bogotá, que hasta ahora no han alcanzado a fumigar lo suficiente para que este magnífico edificio, honor de la arquitectura colombiana, haya podido descontaminarse. Aparece bien ubicado en las encuestas, seguramente nutridas por lo que Gaitán llamaba la guacherna. Está impedido hasta ahora, porque también tiene problemas con la justicia, por el demérito de algunas acciones de su gobierno. Si esto continúa hasta el día de las elecciones, no podrá ser candidato.
Fajardo, un exprofesor de matemáticas, que pasó por la Alcaldía y Gobernación de Antioquia, con calificaciones sin sabor alguno. Se disfraza de izquierdista.
Otra candidata que debe ser nombrada más por lo que grita, que por lo que dice Claudia López.
Clara López, concebida en las más altas esferas bogotanas y nacionales, sobrina de Alfonso López Michelsen, que también le dio por la izquierda. Es una gran señora que no debería estar en esa situación. Su paso por el Ministerio fue respetable.
El resto está constituido, y distinguido también, por la algarabía que hacen en los foros a que asisten.
El país va por otro sendero, su economía va en descenso. Sin un peso en las arcas estatales, con unos compromisos heredados, imposibles de cumplir con el posconflicto. El próximo presidente tendrá que enfrentarse a ésta situación que por el momento, no se le ve solución.
El desarrollo próximo de Colombia no es mencionado por todos estos aspirantes que aquí se han nombrado. Que Dios nos ayude.
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