El nuevo año nos exigirá mayor creatividad, compromiso y disciplina, si queremos salir adelante buscando el mayor bienestar para nuestras gentes. Un connotado científico mundial de la salud, William A. Haseltine, releyendo lo que había pasado en el 2020, señaló que aquellos que tuvieron mejores resultados en el manejo de la crisis fueron donde lograron combinar tres principios: Liderazgo, gobernanza y solidaridad. Pues bien, en este año sí que será necesario esta exitosa combinación para seguir sorteando la emergencia sanitaria y hacerle frente a la reactivación económica.
Como condición para poder actuar con mayor libertad y contundencia en la parte económica, se requiere que, mientras las vacunas contra el covid-19 llegan a niveles necesarios, haya una profunda disciplina ciudadana. Que implica las tradicionales medidas de bioseguridad: lavado de manos, uso permanente de la mascarilla y el distanciamiento físico. Pero que las cumplamos de verdad, pues hemos sido un tanto frescos y en no pocos casos descuidados e indisciplinados, sino aún, claramente irresponsables. Como sociedad, se nos quedó corta la cultura ciudadana. Pues al final de cuentas el liderazgo está también conformado por el de muchas individualidades.
Pero también los liderazgos positivos han estado en déficit, han faltado “dinamizadores” sociales constructivos, pues muchos se han dedicado a criticar, a dividir, a polarizar, a sembrar odio y resentimiento. Esos liderazgos se hacen en democracia. No salen de la nada, tienen que ver con la educación de un país, pero también con la decisión personal de algunas personas que se sientan llamadas a lo público, al trabajo del bien común, de la política. Pues bien, nuestra democracia debe ser tierra abonada para que produzca nuevas generaciones de políticos. Y, de otra parte, a nivel más nacional, es fundamental que logremos unos verdaderos acuerdos de Estado, grandes consensos. Este es un tipo de liderazgo que invita al trabajo en equipo, a la cooperación y la colaboración; y que implica ceder, escuchar al otro con apertura… dejarse cambiar también por el otro.
En materia de gobernanza, algunos alcaldes y gobernadores han logrado muy buenas articulaciones institucionales para mejorar el impacto de la administración pública; así como otros no han sido tan asertivos, o peor, lo que han generado es conflictos innecesarios. Esta gobernanza la podríamos caracterizar con una palabra muy sencilla: colaboración. Y que implica ganar en flexibilidad para adaptarnos, lo que exige también una mayor confianza. Del control a la confianza; de la norma a la adaptación. Del fondo sobre la forma. De la buena fe sobre la mala.
Finalmente, la solidaridad, ha estado presente de muchas formas. Pero debido a las urgencias tan grandes, siempre será insuficiente. Muchos de los ejemplos tanto del sector privado como el público sería bueno sistematizarlos, pues seguramente servirán para enfrentar otros problemas estructurales que tenemos como sociedad. Así, que tendremos que seguir profundizando en la expresión de la fraternidad universal en la que ha insistido el papa Francisco, para que dé frutos concretos de solidaridad.
Tensión 2021, que seguramente podremos desatar positivamente, si lo logramos hacer con liderazgo, gobernanza y solidaridad.
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