Si bien cuando vivimos dentro de una economía de mercado capitalista nos acostumbramos a la competencia, a la rivalidad, a mantener secretos institucionales, nuevos paradigmas muestran otras alternativas. Son las entidades sin ánimo de lucro exitosas que están mostrando otro camino: el de la colaboración.
Un interesante artículo se pregunta cuáles son los rasgos de las entidades sin ánimo de lucro exitosas. Lo primero es que estas organizaciones trabajan en colaboración y alianza con otras sin ánimo de lucro, igualmente con el Gobierno, empresas y ciudadanos, mostrando gran flexibilidad. La gran “magia” que logran las entidades sin ánimo de lucro es el apalancamiento con los otros, así logran impactar la realidad muy por encima de lo que sus propias fuerzas le permitirían.
Seis fueron las constantes que encontraron los analistas:
- Trabajan con el Gobierno y abogan por un cambio de política, además de prestar servicios.
- Miran a las empresas y en general al mercado, no como un enemigo, sino como un gran socio.
- Crean experiencias significativas para los individuos interesados en sus actividades, a fin de convertirlos en convencidos y militantes de la causa.
- Construyen y nutren redes sin fines de lucro, tratando a otros grupos no como competidores por recursos escasos, sino como aliados.
- Se adaptan al entorno cambiante y son tan innovadoras y ágiles como estratégicas.
- Comparten liderazgo, empoderando a otros para que sean fuerzas para el bien.
Así, pues, las organizaciones no gubernamentales, ONG, que quieran hacer parte del grupo de las de alto impacto, deben por una parte colaborar con otras las ONG, y por otra, hacer incidencia en política pública, trabajar con las empresas y comprometer a los individuos. Esta es la receta del impacto sobresaliente.
En Colombia, por la falta de seriedad de algunas de las ONG, se deben cumplir mil requisitos, por ejemplo, en la última reforma tributaria de Santos se les exige mucha información y registro especial ante la DIAN. Muchas ONG han tenido origen en distintos ambientes, unos políticos, otros religiosos, también empresariales y otros meramente ciudadanos. Cada vez, con la profundización de las democracias y de participación ciudadana, este tipo de organizaciones va tomando más importancia y pluralidad. Son un activo social, que más que verlos siempre con los ojos de la evasión de impuestos, deben ser valoradas e impulsadas. No vale la pena seguir las 6 recomendaciones analizadas, si no hay un ambiente favorable en su entorno, pues es gracias precisamente a esas interrelaciones que las ONG pueden lograr un impacto a gran escala.
Para quienes quieran profundizar, les recomiendo leer: Forces for Good: Six Practices of High-Impact Nonprofits. De: Leslie Crutchfield y Heather McLeod Grant
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