De las muchas perspectivas sobre el liderazgo, la de Otto Scharmer, profesor de MIT, resulta particularmente interesante para lo que estamos viviendo actualmente, porque permite pensar qué tipo de personas debemos ser frente a lo disruptivo y novedoso que está emergiendo en el país y en el mundo. El profesor nos invita a un nuevo liderazgo, sabiendo que hay que aprender a “estar cómodos en la incomodidad” y a aceptar que la nueva realidad, puede no parecerse a lo que queremos ver o a lo que en otro tiempo soñamos.
Mucho se dice sobre el momento que vivimos como una época de profundos cambios culturales, sociales, en el que las seguridades de lo conocido y del pasado se han derrumbado. El liderazgo para estos tiempos implica participar de esa realidad, conectándose profundamente con las situaciones que van sucediendo mientras se va dilucidando la dirección de un cambio que parece irreversible. Para afrontar la disrupción hay que iniciar el cambio por nosotros mismos y luego, de manera colectiva, percibiendo en conjunto y de manera colaborativa las oportunidades que surgen y las fuerzas en juego para orientar la dirección de una transformación que ya está sucediendo.
En tiempos difíciles de las organizaciones y del país, se necesitan liderazgos orientados a la innovación, que puedan suscitar una toma de conciencia interior, pero en conexión con el mundo y todo lo que acontece. Se trata de actuar como individuos, pero también como colectivos, capaces de ver el futuro mientras está emergiendo. Ver lo que aparece en medio de las dificultades con ojos nuevos, ver hacia dónde se vislumbra el cambio, ver hacia la oportunidad y forjarla desde el presente. Esto genera colectivamente una sensación de posibilidades futuras que se convierte en el vehículo para hacer realidad los sueños.
Esta perspectiva invita a actuar, dejando ir los prejuicios, el miedo, la duda y dejando venir las soluciones, las ideas, la genialidad. Se trata de adaptarse a lo que se va observando y perder el temor a lo disruptivo. Justamente los tiempos difíciles traen preocupaciones por problemas que compartimos y que son oportunidades para colaborar y para hacer del futuro que está emergiendo una ocasión para cambiar.
Las claves para este momento Scharmer son: aumentar la capacidad de ver en forma profunda la realidad, transformar el modo en que vemos el mundo, cambiarnos primero a nosotros mismos, entendiendo que somos parte de una misma realidad con el cosmos y la tierra en que vivimos, abrir la mente, el corazón y la voluntad, o de otra manera, despertar la curiosidad, la pasión y el valor para cambiar.
Todos tenemos un creador dentro, hay que reconectarnos con esa fuente interna, entender dónde y en qué ponemos nuestra atención y acción, presenciar el mundo e identificar los puntos ciegos que no permiten ver qué cambios debemos hacer, cómo podemos cambiar primero, para luego promover las transformaciones que se necesitan.
Los líderes y lideresas que necesitamos serán los que puedan conocerse mejor a sí mismos y conectarse con otros para liderar el futuro que está emergiendo y que podemos construir colaborando y co-creando juntos para que sea como lo hemos soñado.
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