En 1943, la Asamblea Departamental de Caldas creó la Universidad Popular, precedida del prestigioso Instituto Universitario, como resultado de un viejo anhelo de un centro de estudios avanzados. La nueva entidad estaría al servicio de todos, sin diferencias de ninguna clase.
El desarrollo institucional fue paulatino dando lugar posteriormente a la Universidad Nacional de Caldas y a la Universidad Nacional de Colombia. De esa época para ésta, Manizales se ha convertido, sin eufemismos, en Ciudad Universitaria.
Las beneméritas universidades de Antioquia, Nacional de Colombia, del Cauca, de Cartagena y Javeriana, fueron las principales Almas Mater de los profesores colombianos de la naciente Universidad de Caldas. Posteriormente,  se amplió la fuente a otras entidades reconocidas como la Universidad del Valle.
La Universidad de Caldas fue necesitando profesores más especializados en las áreas básicas, clínicas y quirúrgicas con el fin de cumplir con las recomendaciones  de autoridades académicas nacionales e internacionales y así fortalecer la connotación de estudios superiores.
Para  Ciencias Básicas de la Universidad de Caldas llegó un núcleo de docentes para reemplazar a algunos profesores o complementar el equipo docente en cada asignatura. Entre ellos se distinguieron dos: Gustavo Isaza Mejía y Edgar Aristizábal Calderón, procedentes de la Universidad de Antioquia.
Ha fallecido el profesor titular de la Universidad de Caldas Edgar Aristizábal Calderón, quien desempeñó varias actividades académicas comenzando por Biología y posteriormente en Microbiología con énfasis en los segmentos de  bacteriología, genética microbiana e inmunología.
Su actividad docente inicial también comprendió su aporte a la enseñanza secundaria en Manizales. Luego lideró o participó en la estructuración inicial de los programas de Microbiología en Medicina y Odontología de las universidades Tecnológica de Pereira, Autónoma de Manizales y de Manizales. Igualmente fue docente de las Universidades Católica de Manizales y Nacional de Colombia.
Su postgrado de maestría, en Estados Unidos de Norteamérica, le permitió el dominio de las asignaturas y del inglés, cuando apenas se insinuaba la segunda lengua, sin ser requisito, lo que le facilitaba su permanente actualización académica.
Fue un hombre de paz, fue esa su principal cualidad humana, de la cual son testigos todos quienes lo trataron. Fue un amigo insustituible y de ello han dado fe todos aquellos, cercanos o distantes territorialmente, quienes estuvieron a su lado disfrutando de su compañía y se beneficiaron de sus desvelos en acatamiento de la amistad a toda prueba.
Fue un colega docente poseedor de un gran espíritu de cooperación en aquello que le era permitido por sus principios. Nunca rebasó su condición de no médico y pregonaba este aspecto, lo que lo ubicaba hidalgamente  frente a sus compañeros de docencia, médicos y no médicos, y a sus estudiantes. Discreto como ninguno.
Quienes fueron sus alumnos lo recuerdan por sus cualidades docentes, comenzando por una paciencia infinita; la claridad de sus exposiciones; la veracidad de sus respuestas; la franqueza frente a lo ignorado; la bondad en su trato, el respeto y un cierto rasgo de magnanimidad en sus evaluaciones porque comprendía las funciones y responsabilidades indisolubles del binomio profesor-alumno. Era exigente cuando las condiciones lo requerían.
Su respetable condición humana a veces lo alejaba de la rigidez que se exigía, aunque siempre llegaba al punto de encuentro.
Entendió y practicó, como lo hicieron todos los profesores de medicina y enfermería de la época, la pulcritud.
Edgar fue un profesor que hizo parte de una época especial en la Universidad de Caldas.
Sapiente y de hidalgas maneras.
Nota 1: Una bella, sentida y cristiana página escribió Alfonso Llano E, SJ, con motivo de sus 95 años. Aunque no siempre se está de acuerdo con él, es un  humanista, sapiente y valeroso sacerdote.
Nota 2: ¿Por qué no Manizales Ciudad Universitaria?