En dos años y ante la indiferencia del Gobierno, los cultivos de coca pasaron de 50.000 hectáreas a más de 145.000.
Ese aumento coincide con la decisión del presidente de suspender la fumigación aérea para hacer concesiones a las Farc.
Desde hace rato hay sucesos violentos, de los cuales el horrible de Tumaco es solo uno, y desnudan las fallas de un mal manejo de la paz firmada.
Y no es que decir esto sea querer que no haya paz o que el proceso se eche atrás, no. Ya se hizo y hay que apoyar aún con sus fallas.
Por lo mismo, yerran los que atacan ciegamente el proceso o los que no aceptan las fallas del mismo. ¿Por qué nos cuesta tanto pasar de los polos al medio?
Necesitamos dejar de lado una funesta polarización y no ver como un enemigo al que piensa distinto. Nadie tiene la verdad, solo “su brizna de verdad”.
Para poder gozar de la paz esquiva necesitamos unirnos porque aún hay muchos actores de violencia ya que las Farc no eran los únicos.
En mi caso, intento ver desde un justo medio, con mis fallas. Uno de mis aportes es hacer talleres de perdón, porque sin perdón la paz es una quimera.
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