Manizales ha ganado con creces el calificativo de meridiano cultural, eje del conocimiento y también podría catalogarse como la Universidad del Periodismo deportivo de Colombia. Gracias al ejemplo de vida y a su generosa amistad, Javier Giraldo Neira forjó a un grupo de excelentes hombres y mujeres que hoy nos representan con decoro y solvencia en los grandes medios de comunicación locales y nacionales.
Javier no solo fue un gran periodista que amó a su tierra y nos enseñó a regresarle a Manizales ese cariño que todos le brindábamos cuando en el estadio gritábamos con él, “Viva el Once Caldas”.
Después de 25 años de sucedidos los hechos, recuerdo como en medio de la soledad del poder y después de una fuerte arremetida política cuando fui alcalde de nuestra bella ciudad, solo me quedó acudir a Javier para contarle con “pelos y señales” la presión que se me estaba ejerciendo desde algunos sectores políticos que controlaban el poder político de Manizales y Caldas para lograr que se aprobaran los recursos que urgentemente requería nuestra ciudad para la construcción del estadio Palogrande.
Fue ese apoyo que se volvió denuncia y que se volvió viral a nivel nacional desde su programa “Estadio y multitudes” el que obligó a que los políticos de la famosa coalición que controló el poder hasta ese año, accedieran a que sus concejales aprobaran los recursos que la ciudad requería para la construcción de nuestro “escenario de emociones”, el maravilloso estadio Palogrande.
Javier desde su micrófono, y con el apoyo masivo de los manizaleños y de los colombianos, les hizo ver a los políticos que el interés público está por encima de los apetitos partidistas que tanto daño le han hecho y le siguen haciendo a nuestra ciudad y a nuestro país.
Con su gran apoyo para salvar el estadio, redondeó Javier su faena profesional convirtiendo su prosa sensacional en la voz del pueblo. Lógicamente la fidelidad histórica de la inauguración y de los momentos más importantes que ha tenido el Once Caldas las tiene y las tendrá por siempre el eterno dueño de la sintonía, Javier Giraldo Neira que emocionado como estuvimos todos los manizaleños, pudo aquel 30 de julio de 1994 observar “El estadio y sus multitudes” que él más que nadie contribuyó a construir con su seriedad y su palabra. Ese triunfo, el de la Copa Libertadores de América y muchos más nos deben servir de aliciente frente a la tristeza de su partida. Gracias Javier.
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