Las recientes protestas derivadas del paro nacional han dejado un cúmulo de tareas que de ser abordadas responsablemente permitirán una mejor comprensión del fenómeno. Me refiero al enfoque histórico del conflicto social y de las instituciones que han rodeado el desarrollo del mismo, como la Policía Nacional. Su escudo, se acompaña desde 1957 en la parte inferior con el lema “Dios y Patria”. La corona de laureles que rodea dicho escudo viene acompañada de 11 imperceptibles “gules” que simbolizan el numero del mes de fundación de la Policía Nacional en el año 1891. Los “gules” según la ciencia de la heráldica o del blasón, que explican o describen los escudos, es la denominación que se le suele dar al color rojo intenso.
Curiosamente en el escudo de la Policía hay más “gules” a la derecha (6) que a la izquierda (5). En sus 130 años de existencia, muchos de sus temas institucionales merecen ser estudiados y debatidos con rigor, como por ejemplo: 1) El carácter no deliberante de dicho cuerpo; 2) La condición de ser, ante todo, un organismo de naturaleza “civil” y 3) la creación de grupos especiales como el Esmad.
Fue en el gobierno del expresidente Andrés Pastrana Arango, fiel a su pensamiento conservador, donde la Dirección General de la Policía expidió la Directiva Transitoria 0205 del 24 de febrero de 1999 y la Resolución 1363 del 14 de abril del mismo año, en la que se formalizó el famoso Escuadrón Móvil Antidisturbios ESMAD. Posteriormente, mediante Resolución 2467 del 17 de julio de 2007, el gobierno del expresidente Uribe crea el distintivo del curso de Esmad.
Han transcurrido 22 años de creación de uno de los principales y más polémicos cuerpos de la Dirección de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional (DISEC), con un balance que dudo debe llenarlos de orgullo. Desde 1999 hasta la fecha, distintas fuentes y medios de comunicación registran mas de 70 muertes de ciudadanos colombianos bajo el uso desmedido de su fuerza. El balance indica, que han sido estudiantes, campesinos, indígenas, líderes sociales e hinchas de fútbol entre otros, las víctimas del Esmad, siendo el primero de ellos Mauricio Octavio Fonseca Cantor, quien laboraba en una serviteca en el sector del Cartucho en Bogotá y a quien le causaron la muerte el 1 de marzo de 2000 tras recibir un proyectil en el tórax.
Lo que muchos colombianos desconocen es que cada muerte es una demanda contra el Estado y una indemnización que todos venimos pagando de tiempo atrás. Ojalá los medios de comunicación, las instituciones educativas y los ciudadanos en general pudieran acceder al extraordinario fallo de tutela proferido por la Corte Suprema de Justicia el 22 de septiembre de 2020 bajo el número T 1100102030002019-02527-02, con ponencia del ilustre magistrado Luis Armando Tolosa Villabona, sin duda uno de los más juiciosos y admirables magistrados del máximo Tribunal de Justicia de Colombia de los últimos 8 años. Dicho fallo es todo un catecismo ciudadano sobre el alcance del derecho a la protesta y deja en evidencia un cuerpo policial inexperto y poco preparado para enfrentar con criterios de no letalidad a quienes deciden manifestarse públicamente.
En una sonada y reciente reunión realizada entre Petro y distintos empresarios, encabezados por el presidente de la Confederación de Comunidades Judías de Colombia, Jean Claude Bessudo, este manifestó simpatía por la propuesta del candidato presidencial de “redignificar” a la Policía Nacional, para recuperar su respetabilidad y fomentar la democratización de sus ascensos. Con una llegada de Petro a la presidencia, el ideario esmadiano de Pastrana y Uribe, tendría sus días contados.
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