Nacer como una niña bien de clase alta en la Inglaterra anterior a la Segunda Guerra Mundial era un privilegio que parecía definir la vida de esa protagonista. Sin embargo, Alexandra Wickham no quería seguir el libreto que tenía trazado la sociedad para ella. Vivía en las afueras de Londres, en Hampshire, en la Hacienda de sus padres, y con sus dos hermanos, que iban y venían a su antojo.

Llega entonces la guerra y como sucede siempre en esos momentos la vida se pone de cabezas para todos. Los hombres, al servicio militar; las mujeres, a la asistencia sanitaria o social. Esta mujer opta por colaborar en lo que pueda, así sus papás no lo vean con buenos ojos. Su educación burguesa, sobre todo su desempeño en los idiomas, llamará la atención de quienes toman las decisiones.

Así es como la invitan a ser parte de las tareas de espionaje y ella entiende la importancia de ser parte de algo que puede ayudar a volver las tornas del conflicto. El mismo que la dejó sin hermanos, que dieron su vida defendiendo el país.

Lo que no esperaba la espía de guerra, es que la tarea de espionaje se le prolongara en el tiempo y terminara al servicio del mismo MI-6. Con este le toca vivir momentos clave de la geopolítica internacional: la independencia de India, Marruecos en su proceso de liberación, la Unión Soviética de la guerra fría, la Hong Kong con influencia inglesa y Estados Unidos como centro de poder. Todo esto gracias a que su esposo decidió seguir la carrera diplomática, después de haber sido piloto durante la Guerra.

Una vida llena de secretos, también de incertidumbre, a ratos peligrosa, pero en el fondo, la historia de una mujer que es capaz de enfrentarse a su destino y avanzar a fin con los tiempos, abriendo caminos a otras mujeres e incluso generaciones.

Danielle Steele es una superventas y lo es porque sabe escribir y sus historias generalmente atrapan con su estilo sencillo, por ratos romántico y siempre con mujeres en la escena principal. Este libro, para mi gusto, se cuenta de manera muy fácil, casi predecible y hasta con cierto final de película hollywoodense. Solo faltó la pirotecnia.

La historia podría haberse complicado más, se trata de una espía en escenarios complejos y más allá de dos o tres episodios difíciles parece una vida muy sencilla para una mujer que estuvo en el espionaje. También puede ser la intención de la autora por mostrar que no siempre se trata de glamur y armas, sino que buena parte del espionaje tiene que ver con resumir los chismes que corren por los pasillos y muy pocos escalan a relevantes hechos históricos.

Además, quién dijo que las historias buenas tienen que ser siempre complicadas, muchas veces se agradecen las historias sencillas, que nos eviten pensar demasiado, sobre todo, cuando hay tantas cosas en qué pensar en estos tiempos.

Así que, como siempre, mi recomendación es que se anime y lo lea y saque sus propias conclusiones. Yo simplemente le doy unas puntadas de mi experiencia con esta lectura, pero no pretendo jamás dar por sentado que mi sensación va a ser la misma que todo lector tendrá. La relación de cada lector con un libro es íntima y única, por eso los animo a que ustedes se formen su propia impresión para que luego #HablemosDeLibros.

Subrayados

* La visión de los heridos y los fallecidos se convirtió en algo familiar, al igual que el hedor de la muerte y el polvo de yeso que casi la asfixiaban.

* Solo se derrumbó y rompió a llorar una vez: el último día, cuando le comunicaron que había superado el curso de adiestramiento.

* Estaba allí para cumplir con su trabajo, a cualquier hora y en cualquier momento, no para entablar amistad con los agentes.

* Estaba claro que la gente de la India tenía miedo del enorme coste que acarrearía la independencia y de las muchas vidas que se perdería en el proceso.

* Ahora que estaba casada, realizar actividades de espionaje para los servicios secretos británicos era algo mucho más complicado.

* No hay muchas mujeres que tengan un subfusil o vayan armadas por ahí con una pistola.