Fanny Bernal Orozco* liberia53@hotmail.com
Hay muchas cosas que las personas realizan de manera automática. Al estar aprendidas, ni siquiera se piensa para ejecutarlas, simplemente se llevan a cabo, no hay dudas y no existe la vacilación, porque ya forman parte de las acciones diarias y frecuentes de cada quien.
El pensar en lo anterior, me llevó a reflexionar acerca de los valores y virtudes y cómo estos se conjugan o no en la vida diaria, en los hábitos, las actitudes, las palabras, los gestos, las emociones y las relaciones de los seres humanos.
Para Adela Cortina, profesora de ética en varias universidades del mundo, los valores son cualidades reales que poseen las personas, las cuales pueden cambiar o tener diferentes contenidos de acuerdo con su cultura.
Por otra parte, para Fernando Savater, también profesor universitario, es fundamental tener valores éticos, cuando se viven momentos de crisis o de zozobra.
En este punto, podríamos formular las siguientes preguntas:
- ¿Estamos viviendo una época difícil en nuestro país?
- Si es así, ¿qué sucede con los valores y la ética de los ciudadanos?
- ¿Vale la pena enseñar, cultivar y fortalecer los valores y la ética?
- ¿Se puede hacer algo con relación a las virtudes?
Quizás sean preguntas que no tengan una respuesta rápida y satisfactoria, pero estos interrogantes pueden generar, eso sí, muchas reflexiones e inclusive provocaciones. Por ejemplo, cuando pasa algo que conmueve a la opinión pública, las autoridades de inmediato declaran que van a crear una nueva ley o una innovadora carta de ruta, con la convicción de que con ello, pueden resolver todos los problemas y las incertidumbres.
Yo, por el contrario, considero que lo que les gusta a los mandos es ‘buscar el ahogado río arriba’. No se toman el tiempo para buscar la raíz de los problemas y, en cambio, con esas nuevas leyes, lo que hacen es maquillar las dificultes y los conflictos, sin resolver de fondo, nada. Y así entre eufemismos y engaños, aquí y allá, pasan los días, las noticias y la historia.
Entre tanta oscuridad, es importante pensar en que la enseñanza de la ética, debería ser obligatoria no solamente en los espacios académicos y familiares, sino también en estamentos donde las relaciones con las demás personas, el manejo de los dineros públicos, los proyectos para mejorar la salud física y mental, la educación, el orden público y social, el mundo laboral, el manejo del medio ambiente, las noticias, la inclusión, la vida, tengan un hilo conductor que se teja a través de poder conjugar en tiempo presente valores y virtudes.
Qué tal empezar por uno sencillo: ¡Yo respeto!
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015