Elizabeth Ortiz Palacios * saludablearas@yahoo.com.co
La preocupación colectiva por el coronavirus, ha hecho distraer a la comunidad del cuidado que se debe tener con la alimentación. Vale recordar que hay productos que son fuente de trasmisión de virus digestivos. Los microorganismos causantes pueden llegar al ser humano, si los alimentos no se someten a una correcta cocción. Los hay de muchos tipos, pero dos son los más frecuentes:
Norovirus: Responsable directo del 90% de los brotes de gastroenteritis no bacteriana. Afecta a personas de todas las edades y es trasmitido por contacto de persona a persona y por alimentos contaminados.
Hepatitis A (VHA): Causante directo de esta enfermedad, que se caracteriza por una inflamación aguda del hígado. La transmisión ocurre, con cierta frecuencia, cuando se viaja a lugares en los cuales existe un alto riesgo de agua o alimentos contaminados.
Hay otros dos virus más, aunque de menor incidencia. Esta el de la hepatitis E, trasmitido por el cerdo y sus derivados; y el rotavirus, cuyo origen se encuentra en las deficientes prácticas higiénicas de los manipuladores de alimentos. Este se pasa por alimentos de consumo crudo como ensaladas, frutas y aperitivos.
En el caso de los más generalizados -norovirus y VHA-, los alimentos más frecuentes en los que se encuentran son los moluscos como ostras, almejas o mejillones. También en los crustáceos como las langostas, que pueden contaminarse por aguas fecales.
Tenga en cuenta que los norovirus se encuentran en el vómito y en las heces de las personas infectadas desde el primer día de la enfermedad y hasta dos o tres semanas después de finalizar los síntomas, por lo que mantener una correcta higiene es esencial para evitar la diseminación.
La diarrea acuosa y el vómito son síntomas comunes de estos virus. Estos aparecen uno o dos días después de la infección y pueden durar hasta 10. Lo grave es que la hepatitis A o E pueden provocar insuficiencia hepática aguda en niños menores de cinco años y en los adultos de más de 65. Quienes se recuperan no quedan con secuelas.
En el caso de la gastroenteritis, el paciente puede agravarse por la deshidratación que genera la pérdida de líquidos, a través de las diarreas y de los vómitos. Es importante entonces que estos grupos de riesgo, se hidraten constantemente y sigan las sugerencias médicas.
Enfermar por estos virus conduce a escenarios desagradables, por lo que debe ser la higiene la consigna fundamental que oriente la manipulación de alimentos. Son normas fáciles de asumir, siga las siguientes recomendaciones:
Lavado de manos. Antes y después de manipular alimentos y luego de ir al baño, cambiar pañales, estornudar o vaciar la bolsa de la basura. Se debe utilizar agua y jabón.
Limpieza y desinfección. Hacerlo con superficies contaminadas, tras un episodio sintomático de enfermedad. Deben tenerse en cuenta mesas, suelos, manijas de puertas, toallas, sábanas, manteles, etc.
Coción y almacenamiento. Hay que evitar que las personas enfermas preparen comidas. Los alimentos deben cocinarse a 60 grados y mantenerlos calientes hasta su ingesta. Los excedentes pueden consumirse hasta 24 horas después. Hay que tener cuidado al preparar, trasportar y almacenarlos.
* Nutricionista y dietista clínica de la Universidad Nacional de Colombia. Educadora acreditada en diabetes.
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