La Naturaleza es pródiga en manifestaciones de belleza, por todas partes. Y la noción de Arte quizá se concibe y desarrolla a partir de ella. Las personas en su formación adquieren modo de expresarse, en forma de palabras, dibujos, pinturas, escultura, poesía, música, danza, teatro… En la historia de la Cultura acontecen figuras prominentes en los múltiples campos, que marcan época y tienen presencia por largos períodos, para estudio y emulación, desde las más antiguas épocas.
Un caso notable, al que me refiero en este artículo, es Gustavo Zalamea (1951-2011), dibujante, pintor, grabador, escritor, docente, de impronta UN… Heredero de tradiciones universales, en los diversos campos, en especial en sus oficios de dibujante y pintor. Las historias del arte y de la cultura, no le eran ajenas. De estirpe notable en las lides de la inteligencia. Nieto de Jorge Zalamea, hijo de Marta Traba y Alberto Zalamea, hermano de Fernando, el filósofo de la Matemática, figuras de realce en las letras, las ciencias y las artes. Formado en Arquitectura, Antropología y Artes visuales. Con más de 40 exposiciones individuales en Colombia y en otras partes. Galardonado con premios y altas distinciones en diversas oportunidades en varios países. Su obra pictórica es de notable singularidad. Autor de libros, en especial con dibujos suyos (“Todas las instituciones”, “Los papeles de la tierra”, “Imágenes de libros” y la antología de poesía “Trenes” con grabados) y “Mínimas huellas luminosas” (2011). En particular me refiero a uno de mi mejor atención: “Un diccionario de sabiduría” (Bogotá, 1995), fastuoso libro en contenido y diseño.
Tiene una estructura singular. Los dibujos y pinturas están acompañados de citas de sus lecturas, con amplio espectro, en las que se descubren sus influencias mayores, por ejemplo de Albert Camus. De manera consecutiva enuncia las páginas con una palabra, en estimación de sus preocupaciones por el pensamiento y la obra; así: Afecto, Acción, Árbol, Alegría, Amor, Ambición, Amistad, Belleza, Conciencia, Felicidad, Creación,… En el tema de la Belleza cita a Goethe, al Schlegel y al Génesis. Del segundo trae: “Es bello lo que es siempre excitante y sublime”. En Creación refiere las palabras de Camus: “Crear es dar forma al propio destino”. En la afinidad por el Color acude a Matisse: “El color, sobre todo, más aún que el diseño, es la liberación.”
Las pinturas, en todas las páginas, son una muestra fehaciente de maestría en el dibujo y en el manejo del color, con exuberante expresión en figuras, con actitudes dispuestas a la exaltación de lo humano, y reconocimiento explícito a pintores de su admiración: Leonardo, Rembrandt, Picasso, Botero, Cuevas, Bursztyn, Salcedo, etc.
La expresión de pensamiento no le es ajena. Al comienzo del libro señala cuatro tipos de lectura para la obra, en consonancia con la sensibilidad construida con la pasión y la memoria, la relación lector-espectador, lo moderno en artificios y ensamblajes, y el juego de variaciones con abigarrada red de enfoques. Al pie de sus dibujos/pinturas escribe en ocasiones, de su puño y letra, comprensiones de su bagaje intelectual. Así, en el espacio dedicado a la “Visibilidad”, dice: “El arte es una expresión indispensable para que nuestras comunidades aclaren su verdadera identidad, sus ambiciones y su destino…” De este modo reivindica la idea social del arte, en el empeño de también ser expresión de ambientes y de ideales por materializar, con sentido de las comunidades reconocerse a sí mismas.
Sus dibujos, de líneas precisas, con sombras que ayudan a perfilar volúmenes, rostros que se miran en disparidad, cuerpos con cabeza apenas delineada, o sin ella, la mujer y el hombre en expresión voluptuosa, delicada. Trazos rápidos de un decir categórico, entre enigmas y señalamientos para la libre interpretación. Y en un lugar discreto el homenaje a Marta Traba, la mamá, con la representación de su rostro y la máquina de escribir, a cuyo lado izquierdo hay una llave, tal vez para significar la afanosa búsqueda de claves en la pintura, en la sostenida actividad crítica de ella. También en ese recuadro, asoma por la izquierda el boceto de la cabeza de un toro; se me ocurre, la representación del empuje y la capacidad de generar y sortear polémicas, de esa mujer memorable.
El manejo en general de los espacios con sus obras, es una especie de evocación de Apollinaire: “La geometría es para las artes plásticas lo que la gramática es para los escritores.”
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