Desde los tiempos más remotos el arte ha sido connatural a la condición humana. Arte como maneras de expresiones visuales y de sentimientos. El arte también involucra el aporte de las culturas vernáculas en todo lugar, con testimonios en petroglifos, en objetos y en muchas otras formas de manifestarse. Los países y las regiones suelen singularizarse por el arte, al igual con figuras protagónicas.
Hilando delgado me referiré a una experiencia singular entre nosotros, la Escuela-taller de los Carvajal en Manizales. La Universidad Autónoma de Occidente, en Cali, publicó en 2013 el libro “Artífices de lo divino y lo profano”, con la autoría de Ricardo Castro-Ramos. Obra que recoge investigación acerca de los artistas-escultores Carvajal de Antioquia y algunos de ellos llegados a Manizales, donde establecen un Taller-Escuela. El autor se ocupa de dar marcos generales, con mirada a la historia de la cultura, para apreciar el encadenamiento de técnicas en la escultura y la talla, con aprovechamiento de diversos materiales. Dispone de un acertado prólogo de Juan-Luis Mejía, personalidad intelectual, investigador y escritor, con obra significativa, además de sus desempeños públicos y académicos.
Juan-Luis desarrolla la hipótesis de lo heredado a comienzos del siglo XIX por los extranjeros que llegaron a Antioquia para la explotación de minas, quienes trajeron instrumentos y maneras de trabajar, con formación de artesanos carpinteros, ebanistas y artistas. En especial con núcleos en familias que fueron desplegando en sucesión destrezas en diversas formas de ornamentación, con la talla, la escultura, la pintura, incluso el grabado y la música.
Para el caso que nos ocupa hubo una primera investigación del profesor Fabio Rincón-Cardona, de la Universidad Nacional en Manizales, manifiesta en significativa exposición bajo el lema “A imagen y semejanza: la escultura religiosa de madera en Manizales” (1994). Investigación que fue seguida por otra de Santiago Londoño (2002): “El taller de los Carvajal”. Se trató de importantes rescates, con más expansión en el libro de Castro-Ramos.
Estirpe de artistas creada por Álvaro Carvajal-Martínez, escultor de obras religiosas aprestigiado en Antioquia. Con su esposa Rosalía Quintero tuvo diez hijos varones y una mujer. Carvajal-Martínez nació en 1848 en el municipio de Don Matías, con comienzo de su obra en taller de Envigado y luego en Medellín. Se presume que fue autodidacta, con estudio personal en obras europeas y con labor continua que lo llevó a perfeccionarse en los oficios de talla y escultura. Sus hijos formados en el taller del padre continuaron con esa vocación. Así, a la muerte de este, su hijo Constantino asume la dirección del taller en Medellín, con el acompañamiento de sus hermanos Angélica, Evelio, Miguel-Ángel y Roberto.
En 1904 tres de los hermanos Carvajal-Quintero: Constantino, Miguel-Ángel y Evelio, dan comienzo en Manizales a la “Casa Taller de Bellas Artes Carvajal”, escogida la ciudad por el ambiente de comercio que había, con posibilidades reales para mercadear sus productos. Luego, el hermano mayor, Álvaro, se beneficia del acontecimiento y se radica aquí en 1905 para dirigir el Taller y abrir camino en la formación de sus colaboradores, en la casa que establecieron en la Calle Esponsión, hoy carrera 23, entre las calles 28 y 29, para producir obras por encargos en iglesias locales y de otras poblaciones, incluso con alcance a los departamentos del Valle y del Cauca. Además combinó esta labor con la comercialización de artículos traídos de Europa. El maestro Álvaro fue una personalidad que pronto tuvo reconocimiento en la ciudad y la región, accediendo con elegancia a los diferentes niveles sociales, incluso fue concejal y por su progresiva formación intelectual ejerció la escritura, fundó periódicos y revistas.
El maestro Álvaro Carvajal-Quintero muere en Manizales a los 89 años, en 1967, y deja extensa obra repartida por múltiples lugares, y una apreciada familia, Carvajal-Escobar, con miembros profesionalizados, por ejemplo en la Arquitectura y el Arte, con formación complementaria en Europa. Además, quedaron artistas formados en el Taller, algunos con alcance de significación, como su alumno Arnulfo Gil, del cual el libro recoge con mayor extensión su trayectoria y los aportes creativos. Otro de los participantes en el Taller fue nuestro maestro-escultor Guillermo Botero-Gutiérrez (1917-1999), en 1937, quien luego amplía sus destrezas en Chile, Brasil, Uruguay y en visitas a Europa.
Quedan obras de Don Álvaro y de su Taller en muchas iglesias de poblaciones del Viejo Caldas, Valle y Cauca, y en colecciones privadas, inventariadas en trabajo de grado de 2011 por Alexandra Chica y Sebastián Martínez (U.A. de O.).
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