Desde hace un par de semanas, la Sociedad Caldense de Ingenieros Civiles (SCIC) publicó un reclamo sobre la contratación en la empresa Aguas de Manizales. Más allá de sus denuncias por la falta de transparencia y la contratación directa, aprovechó para mover la idea de que la reactivación económica depende de que el gobierno local contrate empresas de la región.
La reactivación económica es una esperanza. Pero hay que tener cuidado, estamos en un momento justo para advertir que las esperanzas se convierten fácil en banderas, en consignas que se llenan de cualquier cosa. Pueden terminar como excusa de viejos vicios, como vehículo de anhelos de siempre, como fachada de ideologías intocables.
Cuando a esta esperanza de reactivación económica le sumamos nuestras discusiones sobre contratación pública, como lo fomentó la SCIC, suelen pasar dos cosas. Encontramos razones para ver como necesarios los cambios institucionales que deseamos. O vemos razones para excusarnos en que nuestras costumbres en lo público no están tan mal y hasta dan alivio en este momento.
No es la primera vez que este gremio pide a los gobiernos contratar con la ingeniería local. Lo ha hecho incluso en momentos sin pandemia. ¿Es de verdad la propuesta de cambio en nombre de la reactivación? ¿O es la propuesta de costumbre en nombre de la reactivación? Tiendo a creer que es más de lo segundo.
Para algunos, lo que pide la SCIC, de proteger el mercado regional a partir de una contratación pública cerrada, ha dado frutos de reactivación en algunos lugares. Más en contextos bastante locales con gobernantes que solo contrataron con los oferentes de sus zonas. Se vio más en países desarrollados, que suelen tener licencia para salirse de la normatividad de los organismos multilaterales. En países con altos niveles de autonomía en sus diferentes territorios.
Para otros, este proteccionismo en la contratación pública es una tentación pero también un fracaso. Mauricio Mesquita Moreira, del BID, dice que intentos nacionales y locales después de las crisis han mostrado que con esta política los gobiernos tienden a renunciar a economías de escala y especialización. Sufren distorsión de precios en sus compras y aumento de costos en bienes y servicios a proveer. Quedan además con un campo más fértil para monopolios con gran capacidad de cooptación de las políticas públicas.
Open Contracting Partnership y Transparencia Internacional han dicho que la contratación arbitraria de empresas del lugar no garantiza el derrame eficiente de recursos a los demás sectores de la economía local. Por eso recomiendan eliminar barreras de participación para que más empresas locales compitan, en lugar de sugerir la sola elección directa de empresas domésticas ya reconocidas. Prefieren que se incentive más a las empresas que empleen personal de la región y no solo las que demuestren su domicilio en la zona.
Escenarios como el nuestro tienen mucho riesgo de corrupción, con alta contratación directa y baja participación en licitaciones. Así que parte de los recursos se pueden quedar en las transacciones no transparentes entre los funcionarios y los proveedores locales corruptos.
A finales del año pasado, la misma directora de Open Contracting Partnership, Kathrin Frauscher, contó del impacto que le generó el cierre de los comercios del vecindario de su oficina, el barrio afroamericano de Shaw, en Washington.
Como una voz mundial en el tema de contratación, junto a otros expertos promovió algunas ideas para contar con propuestas para una gobierno local que compre con visión de reactivación microlocal. Con reducción de barreras de entrada y con requisitos flexibles, para que los negocios pequeños de ese y otros vecindarios pudieran licitar. Con sistemas de datos para identificar nuevas inversiones y hacer estudios de mercado con contexto barrial, lo cual permitiera convocar empresas del lugar con la capacidad. Siempre con investigación y co-diseño junto a la comunidad.
Al final, para Frauscher, no se trata de resolver un problema de buenas prácticas para la reactivación sino de resolver la típica desconfianza entre la comunidad más local y la forma como el gobierno compra.
Para una mejor reactivación regional, quizás haya más pistas en los reclamos de la SCIC a favor de la transparencia y contra la contratación directa. En sus reclamos solo proteccionistas es posible que no haya tantas.
Entre bambalinas: Bien que la SCIC quiera ver reducida la contratación directa. Importante que lleve su preocupación a Promueve Más, empresa mixta en la que es socia.
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