Estamos en la década de los 70, cuando yo hice mis estudios en Madrid. Ya el caudillo estaba muy enfermo, los antifranquistas aumentaban y también las manifestaciones contra el gobierno. Cosas que no se le pueden negar a Franco son su inteligencia, su astucia y su habilidad como militar en las campañas españolas en Marruecos, habiendo sido el general más joven de España en toda la historia.
Franco aprovechaba la gran afición que los españoles tienen al fútbol y cuando había problemas y descontento, llamaba a Ladislao Kubala y le encargaba que organizara un encuentro futbolístico con un equipo de la Cortina de Hierro. Así se enfrentaba a “los comunistas” que Franco y los franquistas odiaban. Momentáneamente los españoles se olvidaban de los problemas por mirar fútbol. Eran el “pan y el circo”.
Ladislao Kubala, húngaro de nacimiento (Budapest, 1927) ha sido considerado como uno de los mejores futbolistas de la historia. Jugó varios años en el Barcelona, equipo del que llegó a ser el símbolo. También fue entrenador de varios equipos y durante varios años de la selección española de fútbol. Murió en Barcelona el año 2002.
En tiempo de Franco estaba prohibida la prostitución en España, lo que no quiere decir que no se practicara, pero en privado. No se veía ninguna prostituta en las calles, a diferencia de ahora. En 1972 Bernardo Bertolucci produjo el filme “El último tango en París”, que se hizo famoso por los escándalos que propició entre los mismos actores y por los problemas judiciales a los que dio lugar. La película fue prohibida en España por la censura franquista debido a las escandalosas escenas de sexo. Ambas cosas, la prohibición y el escabroso tema, despertaron en los españoles una fiebre impresionante por verla. Los que no éramos españoles y no estuvimos interesados en verla nos quedamos aterrados ante la parafernalia (dudo si esté bien utilizado este término aquí) que se organizó para verla en el extranjero. Decenas y decenas cada día, centenares y centenares cada semana, miles cada mes, de viajes se organizaron para que los españoles vieran la película. Salían muy temprano los autocares (buses que decimos nosotros) de Madrid hacia la frontera con Francia por la zona catalana y llegaban a Perpignan. Los cines (nosotros les decimos teatros) presentaban la película durante las 24 horas del día. Muchos “toures” solían incluir desayuno, almuerzo y cena y una vez terminada la película regresaban a Madrid con los espectadores satisfechos y ansiosos. Los buses viajaban atestados. De la misma manera salían autocares de muchas ciudades de España con el mismo destino. Perpignan, en Francia, no más pasar la frontera con España, no era el único destino. Había dos más, ambos en el norte. De igual manera pasada la frontera con Francia por el norte los españoles iban a Biarritz con “toures” organizados de la misma manera. Y la tercera forma de ver la película era París. Los que tenían dinero iban en avión y los demás se daban la gran paliza yendo en bus. Muerto el caudillo en 1975 la película fue autorizada en España en 1977.
Los actores principales fueron Marlon Brando y María Schneider. La actriz se quejó toda la vida de que no le avisaron de la tremenda escena de violación que debió escenificar y dice que quedó marcada de por vida por tal hecho. Bertolucci, por su parte, debió enfrentar problemas judiciales en Italia por el mismo film, muchos años después. Muerto el caudillo parece que se hubieran abierto las compuertas.
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