Con mucha expectativa el Departamento Administrativo Nacional de Estadística - DANE finalmente empezó a publicar y difundir los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda -CNPV 2018, haciendo un recorrido por las ciudades del país, lo cual es plausible debido a la importancia que tienen estas cifras para los diversos actores del territorio.
Tomando las cifras ajustadas por omisión censal, Manizales tendría una población de 434.403 personas, concentrando el 43,5% de la población departamental. Según esto, y suponiendo el número total de la población como la principal variable de oferta y demanda, nuestras comparaciones en el marco nacional deben empezar a ser ciudades similares como Bucaramanga (581.130), Villavicencio (531.275), Ibagué (529.635), Santa Marta (499.129), Montería (490.935), Valledupar (490.075) y Pereira (467.269).
Manizales, muy similar al Eje Cafetero, se encuentra con los índices de envejecimiento poblacional más altos del país, fenómeno propio de la transición demográfica que viene acompañada de menores niveles de fecundidad, estabilidad en la mortalidad e incrementos en la longevidad de la población, aspecto que se evidencia en el cambio de la pirámide de población desde el último censo (2005), con reducción pronunciada en la base en los grupos de edad más jóvenes y ensanchamiento de la cúspide en los grupos de población adulta. Esta nueva realidad pone de manifiesto evaluar las políticas públicas desde los grupos poblacionales de atención y comprender su dinámica hacia el mediano plazo, no de una forma estática en el tiempo.
Otro aspecto importante son los flujos de migración interna intradepartamental. Bien sea de migración a 5 años o en los últimos 12 meses, el saldo neto para Manizales es negativo, es decir, son más las personas que salen o se van (emigrantes) a las que entran o llegan (inmigrantes). Los municipios destino de mayor cantidad de emigrantes en los últimos 5 años son Villamaría (6.612), Chinchiná (558), Neira (512), Riosucio (387), Palestina (343), Anserma (302), La Dorada (267), Salamina (267), Manzanares (226) y Supía (222). Y, a grandes rasgos, los mismos municipios son los de mayor origen inmigratorio. A propósito del fenómeno venezolano, se registran 1.451 inmigrantes desde dicho país hacia Manizales que hace 12 meses vivían en Venezuela, y hace 5 años, la cifra asciende a 2.931 personas, cifra no alcanza el 1% de la población total.
La nueva radiografía de la estructura poblacional de Manizales debe ser la base para la construcción del próximo plan de desarrollo de la ciudad, reconociendo la fase de transición demográfica por la cual está atravesando. De este modo, se debe repensar aspectos de políticas de educación, salud y movilidad, que sean más coherentes con las nuevas realidades y necesidades de la población. Igualmente, acoger con mayor prioridad el concepto de región y áreas metropolitanas por las interrelaciones de sistema de municipios que se evidencia en los flujos de migración. Y, por último, revisar la sostenibilidad de las apuestas económicas y empresariales para las próximas décadas, ya que la fuerza productiva se está desplazando en edad y es urgente aprovechar este bono demográfico (mayor población adulta en edad de trabajar). Para esto, se necesita un tejido empresarial robusto y creciendo que absorba dicha población.
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