El año pasado le pedí de regalo al Niño Dios vacunas para todos y al menos en mi familia ese regalo sí llegó: mis papás ya tienen sus tres dosis y los demás, incluyendo a los niños, ya completamos dos, para tranquilidad nuestra.

Motivada por este buen antecedente de cumplimiento dejo acá mi carta para esta Navidad: “Querido Niño Dios: con mi devoción de atea te pido que en 2022 no gane otra vez el uribismo. 

Que no elijan candidato propio ni en cuerpo ajeno. Amén”.

Ahora bien, sería una jartera pasar la nochebuena hablando de elecciones, así que les traigo un aguinaldo: un novenario de libros colombianos de distintos géneros que leí este año y que quizás ustedes podrían pedir o regalar en Navidad:

1. Sofoco, de Laura Ortiz Gómez: nueve cuentos que dialogan entre sí, pero no a partir de personajes o situaciones comunes sino desde la sensación de sofoco que los atraviesa y de la cartografía que construyen del conflicto armado colombiano, con sus múltiples hechos victimizantes y de resistencia.

2. Camposanto, de Marcela Villegas Gómez: Con sutileza y economía del lenguaje la autora presenta la relación entre una madre, enferma de Alzheimer y una hija antropóloga forense que trabaja analizando huesos hallados en fosas comunes para identificar desaparecidos. Las voces de ambas entretejen un relato de amor y cansancio.

3. Los lugares habitados, de Alberto Saldarriaga Roa: Este pequeño libro es un objeto hermoso. El autor es arquitecto, dibujante, pintor, fotógrafo y viajero y mezcla todo eso en una obra íntima sobre lugares físicos o mentales que le son entrañables, y que aborda con textos muy breves acompañados de imágenes de su autoría.

4. Verde, de Federico Ríos Escobar: Este fotolibro recoge las imágenes que el autor manizaleño tomó durante 10 años a miembros de las Farc en distintas regiones, desde el Pacífico hasta las Selvas del Yarí. El libro muestra a los guerrilleros como gente joven, pobre y campesina, con amores, vanidades, alegrías, hijos y pudores, muy lejos de la imagen del monstruo que ha construido la narrativa oficial.

5. Los abismos, de Pilar Quintana: Una adulta cuenta desde su voz de niña su infancia en una familia disfuncional (como todas) en Cali. La enfermedad mental, el suicido, el daño que el machismo también le hace a los hombres y la monotonía del matrimonio caminan por esta novela llena de vegetación, río y brisa, narrada con la fuerza del lenguaje directo y cinematográfico que caracteriza la obra de Pilar.

6. La mata, de Eliana Hernández y María Isabel Rueda: Así como hay novela gráfica, este es un poema ilustrado: el lector ve una mata que devora todo y a su lado crecen las palabras que nombran la masacre del Salado del 16 al 21 de febrero de 2000, cuando los paramilitares mataron a 105 personas. La estética poética hace memoria del horror, pero también la esperanza.

7. El país de las emociones tristes, de Mauricio García Villegas: En este lúcido ensayo el autor desarrolla una hipótesis: Colombia es un país inclinado hacia las emociones tristes, como la venganza, la vergüenza, la culpa, el remordimiento, y eso lo hace un país propenso a la violencia y al escalamiento de las pasiones, en vez de la mesura necesaria para comprender al otro.

8. Los dormidos y los muertos, de Gustavo López Ramírez: El Bogotazo, Laureano “El monstruo”, Rojas Pinilla, el Frente Nacional, Guillermo León Valencia, Tirofijo, los hermanos Fabio y Manuel Vásquez y Camilo Torres son algunos de los personajes que desfilan por las 484 páginas de esta novela-libro de historia que narra la violencia política de los años 40, 50 y 60 a partir de las emociones, pasiones y animadversiones de sus protagonistas.

9. Gabo y Mercedes, una despedida, de Rodrigo García Barcha: Para los seguidores de Gabriel García Márquez este libro resulta revelador porque presenta la mirada de un hijo que no ve al genio literario sino al padre moribundo. Es un libro sobre la vejez, la enfermedad, la decadencia y la muerte, contadas desde el amor.
Las vacaciones que se acercan son el tiempo para ponerme al día en lecturas atrasadas. Espero que ustedes también puedan disfrutar.