“La incertidumbre es la condición del purgatorio” dice Alfredo Molano Bravo en su íntimo libro Cartas a Antonia y me parece que esa frase resume bien lo que fue esta semana: un planeta postrado en una sala de espera, contando las horas para que el médico salga y diga: “la cirugía fue un éxito” o “lo siento, hicimos lo que pudimos”. Así estamos: del lento escrutinio dependen el presidente de Estados Unidos y la geopolítica mundial. Ya sabemos que los coletazos de lo que deciden allá se sienten acá.
Dice Molano en su libro que Estados Unidos es rico “porque han hecho y ganado muchas guerras, que son también buenos negocios, como el que hacen con la guerra en Colombia: nos venden las armas con que nos matamos”.
El cruce entre negocios y política de Estados Unidos en Colombia incluye la venta de armas, pero además y en primer lugar la guerra contra las drogas, que incentiva la necesidad de armas. Si el tráfico de marihuana y cocaína hacia Estados Unidos fuera una exportación legal y con aranceles, no se necesitarían armas y entonces no sería tan buen negocio para algunos.
Por eso aunque los titulares sobre las elecciones de Estados Unidos hablen de Biden y Trump, hay otras noticias de esa votación que acá deberían tener más atención: así como hace casi un siglo, luego de los muchos muertos que ocasionó la guerra contra Al Capone, Estados Unidos optó por la legalización del licor, ahora la tendencia hacia la despenalización interna del consumo y venta de drogas parece imparable. Entre 2015 y hoy 15 estados de ese país han legalizado la marihuana y en varios sitios el cultivo y distribución de yerba es un próspero negocio. Seguramente en algunos años lo serán también el de coca y amapola.
Oregon, el primer estado en permitir la marihuana, por allá en 1973, se convirtió esta semana en el primero en despenalizar la posesión de drogas duras: hasta un gramo de heroína y dos de cocaína, oxicodona o metanfetamina, y además legalizó los hongos alucinógenos. Arizona, Nueva Jersey y los muy conservadores Montana y Dakota del Sur, aprobaron el uso recreativo de la marihuana y en Misisipi aprobaron su uso en un programa medicinal. Washington D.C., que ya había legalizado la marihuana, aprobó esta semana el uso y comercio de hongos alucinógenos y plantas psicodélicas.
En 2016 Juan Manuel Santos aprovechó su discurso del Nobel de Paz para referirse a “la urgente necesidad de replantear la guerra mundial contra las drogas, una guerra en la que Colombia ha sido el país que más muertos y sacrificios ha puesto, …la forma como se está adelantando la guerra contra las drogas es igual o incluso más dañina que todas las guerras juntas que hoy se libran en el mundo. Es hora de cambiar nuestra estrategia”.
El martes los votantes estadounidenses apoyaron avances que incluyen dejar de perseguir, empezar a cobrar impuestos y ofrecer buenos servicios de salud para la prevención y tratamiento de adicciones. Sin embargo, presumo que la despenalización total no tiene relación con la salud pública sino con la economía: llegará el día que Estados Unidos produzca, procese, distribuya y exporte drogas a través de multinacionales, y entonces su guerra contra las drogas dejará de tener sentido para ellos.
Mientras eso pasa allá, acá seguimos en las mismas: el Congreso hundió el martes el proyecto de ley para regular el consumo recreativo de la marihuana y aún no tramita el proyecto sobre uso recreativo de cocaína y mercado de la hoja de coca; las cárceles siguen hacinadas con pequeños expendedores de drogas y en las zonas de cultivo la guerra y los muertos no dan tregua. Cada vez que oigo el moralismo de quienes afirman que la despenalización atenta contra los niños y las familias pienso que lo mismo dijeron contra el licor, el bikini y la minifalda. A veces tener razón es cuestión de tiempo, pero mientras tanto seguiremos condenados a un eterno purgatorio.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015