Las bombillas del tiempo se van apagando, para dar paso a un nuevo amanecer llamado 2018. Las puertas invisibles del tiempo, dan paso al año nuevo, en contrate con el año viejo, que se va llevando en sus entrañas un pedazo de vida enrollado en el éter intangible del tiempo. El telón de los recuerdos va cayendo vencido por la vejez de un año más, para abrir paso a los sueños de quienes soñamos que todo tiempo que viene será mejor. Las telarañas de los años, van dejando en el techo de los recuerdos canciones de amor, cosecha de sueños frustrados, retazos de anhelos incrustados en los entresijos de la conciencia, sudores de fatigas interminables, alegrías moribundas que tratan de sobrevivir en el maremágnum del idealismo, ratos de inspiración escondidos en el mundo de las penumbras de un espacio sin fronteras, poderes que sucumben al tremor de terremotos sin fin, sueños y más sueños que se quedan siendo niños, sueños vivos que nacieron muertos, sueños para alimentar la vida, porque aún tenemos la esperanza de continuara estando vivos.
Momentos de un ayer, que quedan sepultados en penumbrosas añoranzas que se van alejando en el barco del silencio, tratando de esconderse para que el látigo del tiempo no las deje insepultas en las cavernas del olvido como sueños que perdieron su batalla en el inclemente terreno de los años.
Esperanzas que viajaron en las alas del tiempo, tratando de aletear con sus alas rotas en el inmenso espacio azul para unos, para otros, un mar de vicisitudes que sólo plantearon anhelos truncados en el espacio sublime de mañanas sin futuro.
Lontananzas viajeras que van enviando espejismos de éxitos virtuales en el mundo cibernético de mañanas sin tardes, tardes sin noches, tratando de cantarle a la isla encantada donde sólo perviven al naufragio universal, quienes al amanecer se les extravía el reloj del tiempo escondido detrás de los cristales de una noche sin fin.
Éxitos que cabalgan sobre los lomos de mediocres personajes que construyen poder y dinero con el jugo sacro de quienes adornados por el honor y la honra dan a estos perversos exponentes del oportunismo, la herramienta pasajera que sólo construye edificios en el aire, para luego sucumbir en el inmenso mar de lodo de sus propios pecados ahogando sus conciencias en el infierno de sus propias iniquidades.
Poderosos que viajan en corceles veloces del tiempo, sin pensar que en su alocada carrera, van quedando tendidos en la arena del desierto, tratando de encontrar un oasis que sólo existe en el espejismo de sus propia oscuridad en la prisión infranqueable de su propia conciencia, obnubilada por los pecados de la injusticia, la usura y la avaricia.
Caminos que van quedando borrados en la eterna e invisible línea del tiempo sin que podamos devolvernos a rectificar lo que al parecer fueron errores que sumados unos con otros, hicieron que nuestro paso por 2017, no fuera tan sabio a favor del devenir de una existencia que quizás no nos dé la oportunidad de reivindicarnos porque los días se van por un túnel sin regreso.
2017 : buen viaje, con sus luces y sombras, con sus penas y sus glorias, con sus éxitos y sus frustraciones. Buen viaje con sus aciertos y desventuras, con sus dolores y sus amores. Buen viaje con los corruptos, los malos politiqueros, el mal gobierno, en fin con todo lo malo, con todo lo que nos ha perjudicado, con el bien y el mal y sobre todo, con tantos ineptos que aplican justicia en nombre de una recta conciencia que no existe.
Bienvenido 2018
Cordialmente
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