José Arcila no tuvo suerte con el segundo de la tarde.

Foto | Archivo | LA PATRIA 

José Arcila no tuvo suerte con el segundo de la tarde.

Autor

Víctor Diusabá

EFE | LA PATRIA | CALI 

Los diestros Ricardo Rivera y Luis Miguel Castrillón se llevaron ayer las palmas y reconocimientos de la denominada "Corrida de la oportunidad" de la 64 Feria de Cali.

Los toreros colombianos del cartel, -seis en total, entre ellos la torera Rocío Morelli- enfrentaron una seria y desigual corrida de la ganadería Achury Viejo.

Torear con libertad

El cupo a disputar era la presencia del festival en la Feria de Cali, pero en realidad lo que parecieron jugarse los toreros colombianos fue el derecho a tener la libertad de hacer lo que les gusta y por lo que viven, torear.

Y así, entre las luces y las sombras de cada turno, Ricardo Rivera y Luis Miguel Castrillón marcaron diferencia, sin desconocer los méritos de sus alternantes.

Todo comenzó con un tío con toda la barba, el primero de todos. Capote en mano, Rivera le enseñó el camino a seguir por abajo. Lo mismo sucedió con la muleta, de donde, por momentos, brotaron arte y sentimiento. Más caros aún los dos cuando las distancias se hicieron estrechas. Faena con la intensidad del amor propio pero sin el final que merecía, por culpa de la espada. Ovación tras aviso.

José Arcila navegó con el viento a contracorriente. El suyo, segundo de la tarde, no quiso dejarse ver por el pitón izquierdo y además se entretuvo con todo lo que no era importante. A punta de técnica, el de Manizales quiso sacar algo del pozo. Igual, las cosas no cambiaron. Palmas tras aviso.

En la justa medida de la media altura, Luis Miguel Castrillón encontró la horma de tiempos y distancia para hacerse, no sin temple y armonía, al mando del tercero, toro que fue de menos a más para brillar. Eso sí, sin tocar los terrenos de la trascendencia. Vuelta al ruedo al torero de Medellín, tras aviso.

Franco Salcedo y el de su turno, cuarto de la corrida, hablaron lenguajes diferentes. Más allá de la voluntad del diestro, poco para decir. Aparte de un buen espadazo.

Frente al mirón quinto, Rocío Morelli pasó dificultades, sin amilanarse, tal cual lo advirtió desde que se puso a porta gayola para recibirle. Palmas sucesivas al primer aviso.

El castaño sexto se paró casi de salida. El planteamiento de Sebastián Hernández al ponerse en corto para provocar las embestidas no rindió frutos pero dejó testimonio de su entrega. Palmas.

Se echó un eral de Salento para Cristian Restrepo, becerrista en trance de novillero. Palmas.

Ganadería

Toros de Achury Viejo, bien presentados, aunque desiguales. Importantes primero y tercero. Los demás, sin trascender.

Temas Destacados (etiquetas)