Alfonso Ospina y Gloria Sandoval
Colprensa | LA PATRIA | Bogotá
Austeridad fue la palabra de la semana en la economía colombiana. Ordenada por el presidente Juan Manuel Santos, deberá ser aplicada por el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, quien dice que significará seguir haciendo recorte de todos los gastos que no indispensables.
Cárdenas también habló de la próxima reforma tributaria, para la que aún no tiene fecha, pero de la que sabe que deberá reducir la evasión como eje fundamental y que el país no se va a abocar a ella, si no hay una clara convicción de que el Gobierno tiene una lucha frontal con la corrupción.
Pesimismo
Al país lo inundó un sentimiento general de pesimismo sobre el futuro de la economía en este 2016. ¿Qué piensa usted de esa sensación colectiva?
Hay que decir que Colombia, en medio de semejante turbulencia internacional, creció el año pasado 3,2%, lo que representa el mayor crecimiento de los países de América Latina; tuvo un crecimiento industrial en noviembre de 4,8%; logró en 2015 la tasa de desempleo más baja de la historia; logró la producción cafetera más alta de los últimos 23 años. Ante todo debemos ser muy serenos, sin subestimar los retos. La caída del precio del petróleo es un gran reto, pero debemos también pensar que Colombia tiene un potencial grande y si a esto le sumamos la paz, pues este sería un gran año. La paz puede ser un generador de inversión muy importante y ayudarle a la economía colombiana.
Pero es innegable el perjuicio que causa la caída del precio de petróleo…
El efecto es el aumento del déficit externo, porque el crudo pesa mucho en nuestras exportaciones; cae el precio y aumenta el déficit, es un hecho natural. Ya el país está transitando en una regla fiscal que muestra que se ha realizado un esfuerzo grande del Estado ante estos menores ingresos. En 2013 el petróleo representó el 20% de los ingresos del Gobierno; para este año van a ser cercanos a cero; es decir, ya el país absorbió una disminución grande de los ingresos fiscales provenientes del petróleo, pero todavía tenemos que hacer un ajuste, que va a requerir menos gastos y que, rápidamente, se haga una transición productiva, para que Colombia reemplace el petróleo con otros productos exportables.
Un reto que parece prioritario para usted es balancear la necesidad de hacer un ajuste fiscal, con las urgencias de atender el posconflicto y desarrollar infraestructura…
Es necesario seguir recortando el gasto público, reforzar los ingresos del Gobierno, acelerar la transición productiva con una economía más dependiente de la industria, pero todo esto es una transición, que no comenzó hoy, sino en la que el país lleva más de un año. ¿Qué otro país ha logrado acomodarse a un revolcón tan fuerte?
Esta semana el presidente pidió incrementar la austeridad en el gasto. ¿Eso en qué se traduce?
Tenemos que sacrificar viáticos, que nuestros ministros viajen en clase económica, que los eventos se reduzcan al mínimo. Hay que recortar todo aquello que no afecte a la gente, especialmente a los colombianos que dependen del Estado.
En algún momento habrá que terminar esa transición y esos ajustes. ¿Cuál es el camino para normalizar la economía?
Creo que la ayuda es realmente la paz. Esta va a ser un detonante de inversión en sectores como la agricultura, el turismo e incluso el energético. La paz será un instrumento de generación de oportunidades para el país. Es muy oportuno el momento en el que se está dando la solución al conflicto.
La reforma tributaria
¿Cómo va a solucionar la discusión de si presentar o no el proyecto de reforma tributaria en el primer semestre?
Todavía el Gobierno no ha tomado una decisión, porque apenas esta semana recibimos el informe de la comisión. Estamos estudiando y hay que tener en cuenta otros factores, como escuchar la voz de los empresarios, de los sectores políticos, hay que evaluar el contexto general.
Pero no se entiende para qué ordenar el trabajo de una comisión de expertos, si luego la decisión va a ser fruto de discusiones políticas…
No es así. La comisión ofrece patrones técnicos sobre lo que es más conveniente, es una especie de 'carta de navegación', pero para pasar de susrecomendaciones, que son muchas, a una propuesta específica, se tiene que consultar la opinión de los afectados y de los más implicados en la reforma, así como la viabilidad política.
Esa labor política podría terminar diluyendo el cambio impositivo que es urgente y que es exigido como requisito para llegar a la OCDE...
No, la reforma tributaria no es un requisito de la OCDE, la estamos haciendo porque los colombianos creemos que la necesitamos, nadie la está imponiendo. La reforma es un convencimiento interno que existe en Colombia, de que debemos buscar sistemas más equitativos y que no afecten la competitividad. Porque necesitamos un aparato productivo más competitivo, preparado para asumir papel protagónico como líder de la economía.
Una inquietud de muchos colombianos es si no resulta mejor combatir la evasión que crear nuevos impuestos…
Leyendo el documento de la comisión de expertos sí queda muy claro que el principal esfuerzo es la reducción de la evasión, pero eso no es suficiente, hay que trabajar otros frentes. Reducir la evasión es un requisito fundamental para aumentar los recaudos, para eso están las propuestas de tener un mejor control en el IVA, a las entidades sin ánimo de lucro, menos exenciones y beneficios;eso es el eje fundamental de las propuestas.
Y ¿qué medidas traerá la reforma para acabar la corrupción y el contrabando?
Frente al contrabando adoptamos la ley que nos da más herramientas para endurecer las penas y que ayuda a la DIAN y a la Policía Fiscal y Aduanera a cumplir sus funciones. Debemos seguir trabajando en esa dirección, para el control de contrabando. Con respecto a la corrupción, hay que seguir haciendo todo lo necesario para reducir el gasto, especialmente en aquellas actividades o sectores en los que hay más motivo de preocupación y de alerta.
Los efectos de la venta de isagén
Se radicó ya la primera demanda contra la venta de Isagén, ¿qué les responde a quienes presentaron esa Acción Popular?
El país debe convencerse de que los recursos de Isagén se van a utilizar para financiar las 4G, a través de una entidad muy seria que es la Financiera de Desarrollo Nacional. No tengo la más mínima duda de que sin estos recursos el programa de infraestructura tendría serios desajustes y es un riesgo muy grande para Colombia no llevar a cabo el proyecto de infraestructura; porque nos ayuda en el corto plazo a contrarrestar los fenómenos internacionales que nos afectan y porque a largo plazo nos posicionará como un país más competitivo.
¿No cree que su futuro político, en el que muchos ven una candidatura presidencial, sufre muchos golpes, con esa venta y con los ajustes tributarios?
Un ministro de Hacienda tiene que tomar decisiones difíciles, pero necesarias. Prefiero mil veces que haya columnistas, editoriales que digan que la venta de Isagén tuvo un alto costo político para mí, a que digan que el ministro no está cumpliendo con lo que le corresponde. Asumo ese costo, porque es parte del compromiso de ser Ministro de Hacienda.
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El país no se va a abocar a una reforma tributaria si no hay una clara convicción de que el Gobierno tiene una lucha frontal con la corrupción, como lo ha hecho, porque este Gobierno ha estado abierto al control y no ha sido fuente de escándalos. Ha sido proactivo en mostrar y en ser transparente.
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