El tiempo más especial para los católicos del mundo empieza hoy. Son 40 días denominados Cuaresma, que van hasta el Viernes Santo, y que sirven de preparación para la gran fiesta, como llama el sacerdote Óscar Piedrahíta Osorio, a la Pascua de Resurrección (12 de abril).
Agrega que en esta fiesta se celebra la vida nueva que brota de aquel que murió y resucitó: Jesús. El camino para llegar a ella se inicia hoy con la imposición de la Santa Ceniza, ritual para el que estarán abiertos los templos de la ciudad.
LA PATRIA consultó también con el sacerdote Cristian Echeverri sobre cómo llegar a los jóvenes para que se vinculen a esta celebración.
Con el Trascendente
Foto | Tomada de ucm.edu.co | LA PATRIA
“En la Universidad Católica solemos hacerlo a través de encuentros durante estos 40 días, enseñándoles a los jóvenes desde la realidad de Cristo a un hombre siempre nuevo, aquel que venció a la muerte y por ende a la realidad triste y dramática que llamamos en todo ser humano pecado, y se trata de entenderlo desde la realidad, cuando el hombre descubre que hay limitaciones, defectos y todo lo distinto al camino del bien que ofrece el Trascendente, Dios. Por eso la Cuaresma es el tiempo para entrar en nuestro ser, mirar ese concepto del Trascendente que tengo y descubrir que el camino equivocado puedo dejarlo atrás y de la mano de aquel que me ofrece la plenitud del ser hacia una vida nueva. Entregarnos a un morir para nacer de nuevo, es como entrar en la realidad de ser ceniza, de desaparecer una realidad equivocada para surgir con Cristo como hombre nuevo y ser feliz. Es una propuesta que está ahí, para tomarla o para dejarla”, indica el sacerdote Óscar Piedrahíta Osorio, capellán de la Universidad Católica de Manizales.
Reconciliarnos con la naturaleza
Foto | Archivo | LA PATRIA
“Dice la Sagrada Escritura que Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Cristo tiene el poder de traer a los ancianos, a los adultos y también a los jóvenes, a fin de cuentas es quien hace la obra. El llamado a la conversión no es exclusivo para algún grado de la vida, todos estamos llamados al cambio de vida, al arrepentimiento, a humillarnos delante del Señor. La Cuaresma es eso, darnos cuenta de que no somos tan grandes, perfectos, buenos, santos como a veces creemos ser. Es bueno un periodo de reflexión, de mirarnos hacia adentro y darnos cuenta que podemos corregir algún tipo de conducta: mal genio, orgullo, mala relación con los padres. Hoy hay que insistir mucho en reconciliarnos con la naturaleza, con el mundo creado; el planeta está sufriendo, lo estamos viendo con el coronavirus que también es un resultado de cómo no cuidamos lo creado, la casa común. Debe haber una conversión personal, pero también una conversión hacia el mundo creado, que es la casa que Dios nos dio para vivir”, Cristian Echeverri, director de Comunicaciones en la Arquidiócesis de Manizales.
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