Borís Klimenko
Efe | LA PATRIA | Kiev
Rusia dejó de lado la diplomacia y envió el convoy con ayuda humanitaria al este de Ucrania sin el permiso de las autoridades ucranianas ni tampoco la escolta de la Cruz Roja, en un abierto desafío a Kiev.
Los 262 camiones, cuya carga no fue revisada ni certificada por completo por las autoridades de Ucrania, ya han llegado a su destino, la ciudad oriental de Lugansk, sitiada por las tropas ucranianas en su lucha contra los separatistas prorrusos y al borde de una catástrofe humanitaria.
"Ya ha empezado la descarga de la ayuda humanitaria, que luego será repartida entre los habitantes" de la ciudad, dijo a los periodistas un portavoz de la administración municipal de Lugansk, órgano elegido democráticamente mucho antes de la rebelión prorrusa en el este de Ucrania.
En una conversación telefónica con la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente ruso, Vladímir Putin, "subrayó que dadas las indisimuladas trabas de Kiev en el asunto de la ayuda rusa a la población del este de Ucrania que sufre una catástrofe humanitaria, se ha tomado la decisión de enviar el convoy", informó el Kremlin.
Sin provocaciones
Tras denunciar numerosos pretextos de Ucrania para impedir el envío de la ayuda, Rusia se saltó el procedimiento negociado con Kiev y la Cruz Roja y ordenó a los vehículos entrar en territorio ucraniano.
La llegada del convoy a su destino demuestra que los dos bandos enfrentados, que combatían hasta hace unas horas junto a la misma carretera que una la frontera con Lugansk, permitieron que la carga llegara sin incidentes a la ciudad en la que permanecen todavía unos 200 mil civiles.
La clave para evitar sobresaltos pudo pasar por una conversación telefónica entre el jefe de la administración de la Presidencia rusa, Serguéi Ivanóv, y su homólogo ucraniano, Borís Lozhkin, en la que ambos apostaron por "un rápido (...) envío de la ayuda humanitaria rusa, sin incidentes ni provocaciones", según un comunicado del Kremlin.
La Guardia Fronteriza de Ucrania, que desplazó a decenas de sus efectivos al paso fronterizo ruso "Donetsk" para participar en la revisión de la carga, denunció que su trabajo y el del personal de Aduanas ucraniano fue bloqueado por sus colegas rusos.
Quién sí reaccionó con graves acusaciones contra Moscú e incluso la Cruz Roja fue el jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), Valentín Naliváichenko, quién calificó de "invasión" la entrada de la ayuda humanitaria rusa en territorio ucraniano.
A última hora, también Lisenko se sumó a las acusaciones contra Rusia y denunció la entrada en Ucrania de otros 20 camiones rusos a través del mismo paso fronterizo "Izvárino" por el que accedió el convoy humanitario.
Es una violación
Ucrania denunció en la ONU que la entrada de la ayuda humanitaria rusa en el este del país, sin el "correspondiente permiso" de la aduana ucraniana, supone una violación a su soberanía.
"Se trata de una descarada violación a la soberanía de Ucrania y a la ley internacional. No puede ser justificada con la excusa de urgencia", afirmó Pavlichenko, el número dos de la representación de Ucrania en la ONU.
Recordó que las autoridades ucranianas habían concedido el permiso a "docenas" de camiones, pero no a todos, y a pesar de eso, el convoy decidió entrar en contra de las normas locales y sin la presencia de la Cruz Roja.
Entre tanto, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, también condenó la entrada del convoy humanitario sin consentimiento de las autoridades de Kiev ni supervisión de la Cruz Roja, y la consideró una "violación flagrante" de los compromisos internacionales contraídos por Moscú.
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