Baños termales: Ruinas de las termas, un lugar de esparcimiento para los pompeyanos. Al fondo, el Vesubio.

Fotos | Cristian Alejandro Gutiérrez | LA PATRIA Baños termales: Ruinas de las termas, un lugar de esparcimiento para los pompeyanos. Al fondo, el Vesubio.

Autor

Ricardo Gutiérrez Zapata 

Especial LA PATRIA | Nápoles (Italia)

Peces muertos flotando en el río Sarno, el marchitamiento de los viñedos y una sucesión de temblores fueron las primeras señales de alerta que lanzó el Vesubio. Pocos prestaron atención y los habitantes de Pompeya continuaron con las actividades típicas de un próspero puerto por el que se exportaba aceite de oliva, trigo, vino, nueces y sal, al tiempo que llegaban esclavos, frutas, seda y animales exóticos para los espectáculos que se escenificaban en el anfiteatro.

Durante el 24 y 25 de octubre del año 79, el Vesubio pasó de ser la montaña que engalanaba la bahía de Nápoles, para transformarse en un furioso volcán en cuyas entrañas se produjo una erupción 100 mil veces más potente que la fuerza desatada por la bomba atómica que arrasó con Hiroshima en 1945.

48 horas bastaron para sepultar bajo seis metros de ceniza y lapilli (pequeños fragmentos de lava), las vidas de unas 15 mil personas y nueve siglos de historia. Debajo de los escombros quedó una ciudad que contaba con cientos de construcciones, entre las que se destacaban amplias calles, escuelas, casonas, viviendas modestas, letrinas, tiendas, lavanderías, talleres de cerámica, termas públicas, teatros, panaderías, viveros, depósitos de agua, tabernas, burdeles, centros ceremoniales, una gran necrópolis, un anfiteatro y un mercado, entre otras edificaciones.

Can: Cave canem o "Cuidado con el perro" es uno de los mosaicos encontrados en Pompeya y que puede ser la primera advertencia de la historia sobre la presencia de una mascota.

Los hallazgos

Solo hasta el siglo XVIII empezó a salir a la luz el patrimonio que estuvo enterrado por más de 1.700 años, el tipo de material que cubrió a Pompeya permitió la conservación de buena parte de la ciudad, en la que decenas de arqueólogos y otros especialistas trabajan paciente e incansablemente para enseñarle al mundo cómo vivían los romanos en el primer siglo de nuestra era, en tiempos de emperadores como Calígula (gobernó entre los años 37 y 41), Claudio (41 – 54), Nerón, cuya segunda esposa, Popea Sabina, era pompeyana (54 – 68), Vespasiano (69 – 79) o Tito (79 – 81).

Cerca de 2,5 millones de personas visitan las ruinas cada año y además de caminar las vías, ingresar a templos, viviendas, panaderías, tiendas y demás edificaciones, tienen la oportunidad de observar cientos de pinturas, mosaicos multicolores, joyas, ánforas, grafitis, hasta los cuerpos recuperados de los fallecidos en la erupción (réplicas en yeso).

Recorrer Pompeya permite al visitante adentrarse en el tipo de vida que llevaban los romanos, conocer su dieta, rica en pan, vino, carnes de ternera y frutos de mar. El condimento más utilizado era una salsa de pescado llamada garum, que se agregaba prácticamente a todos los alimentos, de acuerdo con los investigadores.

Las personas adineradas contaban con sus propias panaderías, en las que trabajaban esclavos, y comían lirón relleno, un mamífero similar al ratón al que alimentaban con antelación con almendras y otros frutos y que preparaban con miel. El año anterior se encontraron vestigios de un plato precursor de la pizza, que oficialmente solo se inventó hasta el siglo XVIII en Nápoles con el tomate llevado desde América.

El consumo de dulces también estaba muy expandido, como se comprueba en la caries de la dentadura de los cuerpos hallados. La tuberculosis era otra de las enfermedades más comunes entre los pompeyanos.

Carruaje

Son múltiples los carruajes hallados en Pompeya, algunos eran usados para labores diarias y otros para ceremonias especiales.

La salsa de la vida”

"Los baños, el vino y el amor corrompen nuestros cuerpos, pero constituyen la salsa de la vida” es una frase romana que refleja el rol preponderante que jugaba el ocio en su cotidianidad. En Pompeya, por ejemplo, se celebraban 40 festivales al año, la mayoría dedicados a las deidades y de libre acceso. Las principales representaciones se escenificaban en el teatro, con capacidad para 5 mil espectadores, y en el anfiteatro, donde podían reunirse hasta 20 mil personas (incluso de poblaciones vecinas) a observar las luchas de gladiadores, muchas de ellas como homenaje al dios Apolo.

La ciudad estaba colmada de burdeles, se han contabilizado unos 30, pues la prostitución era legal con hombres o mujeres, y es común observar representaciones de falos, bien sea como señalización de los prostíbulos o como un elemento cotidiano de la cultura romana que encontraba en los penes un símbolo de buena suerte, prosperidad y protección contra el mal de ojo.

Se calcula que en total el área arqueológica de Pompeya cubre una extensión de alrededor 66 hectáreas, de las cuales 45 han sido excavadas, lo que permite prever que todavía quedan elementos por conocer de cómo era la sociedad 2 mil años atrás.

Casa del Menandro

Esta casa contaba con 1.800 metros y su nombre se debe a una imagen del poeta griego Menandro que fue encontrada allí.

Así se llega a Pompeya

  • La ruta más sencilla es desde la ciudad de Nápoles.

  • En la Estación Central, ubicada en la Plaza Garibaldi, se toma un tren que en 40 minutos lo lleva a Pompeya.

  • Los costos de los tiquetes del tren empiezan en 8 euros (ida y vuelta).

  • Existen diferentes paquetes para ingresar a Pompeya, el más económico cuesta 22 euros.

  • Otros incluyen recorrido guiado con arqueólogo o visita al Vesubio con precios que rodean los 80 euros por persona.

  • Por temperaturas y menores aglomeraciones, la época recomendada para ir a las ruinas es entre el 1 de noviembre y el 31 de marzo.

  • En esta época Pompeya se puede visitar entre 9:00 a. m. y 5:00 p. m.

  • En la temporada alta, del 1 de abril al 31 de octubre, el sitio se mantiene abierto entre las 9:00 a. m. y las 7:00 p. m.

  • Las ruinas están cerradas el 25 de diciembre, el 1 de mayo y el 1 de enero.

Cocina: Los utensilios de cocina son similares a los que se usan en la actualidad.

Pene: El falo era símbolo de buena suerte para los romanos, en Pompeya se pueden encontrar tallados y dibujados.

Muerto: Constantemente se encuentran cuerpos entre las ruinas. Los expertos calculan que las personas murieron en cuestión de 15 minutos, después de iniciarse la erupción.

Ruinas: Las ruinas de las casas más lujosas evidencian que las personas adineradas contaban con viviendas con áreas que superaban los 3 mil metros cuadrados.

Teatro: En Pompeya se han encontrado varias ruinas de teatros, el más grande, con capacidad para 5 mil espectadores.

Vías: Las vías de Pompeya eran regulares, muchas se usaban en un solo sentido.

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